martes, 2 de febrero de 2016

Turismo de paso: riqueza ignorada y despreciada por las autoridades de Cuajinicuilapa

Eduardo Añorve
Cuajinicuilapa de Santamaría, Gro.
2 de febrero de 2016
 

Mientras el turismo de paso está obligado a parar en Cuajinicuilapa, las autoridades pretenden descubrir el hilo negro del turismo ofertando playas sin infraestructura mínima para atender a turistas. Fotografía: Eduardo Añorve.

Una de las fuentes importantes de ingreso en el rubro de turismo en Cuajinicuilapa es el llamado turismo de paso, el que practican quienes transitan por su calle principal, avenida Cuauhtémoc-Porfirio Díaz, que es la zona urbana de la carretera federal 200 Acapulco-Pinotepa Nacional, y que van hacia otras poblaciones, tanto de Guerrero como de Oaxaca y más allá.
A todas horas y todos los días del año transitan por allí automóviles, camiones, autobuses, trailers, motocicletas y vehículos de distintos tipos, haciendo muchas veces paradas en el centro de esta cabecera municipal.
Usualmente paran a comer, a comprar bebidas y a utilizar sanitarios públicos.
El gran problema que enfrentan, sobre todo los autobuses, es dónde estacionarse, y muchas veces lo hacen en lugares reducidos (frente al mercado y a las oficinas municipales, o en la gasolinera del Barrio Abajo, por ejemplo) reduciendo a su vez el tránsito de otros vehículos.
Estando las banquetas del centro de este pueblo copadas por los comercios y por sitios de taxis, el tránsito en ciertas horas se vuelve un caos, y con ellos las posibilidades de estacionarse se reducen; se sabe de algunos choferes que han preferido dejar de parar en Cuajinicuilapa e irse a poblaciones más amables, desde este punto de vista.
Comerciantes y urbanistas locales opinan que las autoridades municipales debieran construir espacios para que estos autobuses se estacionen sin problemas, pues sus pasajeros siempre utilizan algún servicio local, lo que implica que existan ingresos para quienes se dedican a proveer alimentación y bebidas, comercios y sanitarios.
Una propuesta que se maneja de cuando en cuando es rehacer el mercado del centro, construyendo un estacionamiento en la parte baja o alta para procurar que más autobuses paren y sus pasajeros consuman en Cuajinicuilapa.
Con la polémica demolición del zócalo, realizada por el gobierno de Yrineo Loya Flores, un urbanista sugirió que allí podría construirse un estacionamiento subterráneo para que sirviese como estacionamiento y conseguir que los turistas de paso pudieran tener acceso a productos y servicios; incluso, este ingeniero agregó que, con ello, se podría incentivar la creación de artesanías u objetos (de los llamados “recuerdos”) para vendérselos.
Pero las autoridades anteriores y las actuales no han sido capaces de visualizar estas alternativas; ahora, el gobierno de Constantino García Cisneros ha insistido en ofrecer playas inhóspitas y con malos servicios o lugares sin atractivo (como La Presa) a los turistas.
Como bien dijo un ciudadano a Diario Alternativo: “Las playas de Tierra Colorada y de esa zona están bonitas, pero el problema es ¿quién va atender a los turistas y qué van a comprar allá si no hay servicio de restaurante o de palapas?”.
Por su parte, las autoridades insisten en vender zonas inhóspitas y sin infraestructura carretera, restaurantera ni hotelera, es decir, sin servicios para turistas.
En el reciente foro regional que se realizó en Xochistlahuaca, se quejó García Cisneros de que la directora de Turismo no pudo exponer su ponencia ‘El gran olvido que existe en la región de la Costa Chica, en cuestión de sus playas’, y explicó en qué consiste ésta: “...donde también se plantea la necesidad de mejorar las condiciones de los tramos carreteros, además se expone la contaminación excesiva de las playas, escasa o nula seguridad pública, escasa promoción y difusión al turismo, bajo nivel gastronómico y de servicios”.
Y con esta explicación el propio presidente delata por su propia boca que ni idea tiene (ni tampoco la gente del área de turismo) de que eso que denuncian es precisamente el problema que ellos deben resolver: la pésima infraestructura carretera, la contaminación de las playas (que ellos mismos califican como ‘excesiva’), la falta de seguridad pública, la falta de promoción y difusión y la inexistencia de infraestructura turística. Le faltó agregar los abusos que comenten los restauranteros de Punta Maldonado, por ejemplo.
Mientras ellos se lamentan (como si no fueran el gobierno), en la cabecera municipal los turistas de paso van y vienen, aprovechando las precarias condiciones e infraestructura turística, estando obligados a ello y siendo ya clientes cautivos de los servicios que les ofrecen los comerciantes, al margen e incluso a pesar de la miopía y la torpeza de los funcionarios públicos.

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