martes, 21 de mayo de 2013

¿Por qué tiene que venir a mandar San Luis Acatlán a Cuaji? De la policía comunitaria y asuntos afines en el municipio de Cuajinicuilapa


28 de abril de 2013
EDUARDO AÑORVE
CUAJINICUILAPA




















Fotografía: Policías comunitarios de la Montaña

El 29 de marzo de 2013, un grupo de pescadores y comerciantes de pescado y mariscos de Punta Maldonado, El Faro, acudieron ante autoridades de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), en San Luis Acatlán, para solicitar autorización y constituir un grupo de policía comunitaria, debido a que en los últimos meses habían sido obligados por personas armadas a pagar cuota por el funcionamiento de sus negocios, fundamentalmente; de ese modo pretendían integrar esta comunidad del municipio de Cuajinicuilapa a ese sistema de justicia comunitaria.
Obtenida tal autorización, el día siguiente una veintena de ciudadanos, entre los que se encuentran tres mujeres, se constituyeron en El Faro como el grupo de policía comunitaria afiliado a la CRAC, e iniciaron instalando un punto de revisión en la única entrada por carretera que tiene esta comunidad; su objetivo central era detectar a los presuntos extorsionadores y a jóvenes de la localidad, de los llamados cholos, que protagonizaban hechos de vandalismo y violencia, incluidos los pleitos entre grupos rivales.
Paralelamente, en la también costera comunidad de Tierra Colorada se formó un grupo menos reducido de ciudadanos para integrarse a ese sistema de justicia y actuar como otro comando más de la policía comunitaria en su propia comunidad, aunque luego fue requerido para acompañar a los de Punta Maldonado para capturar a un presunto asesino [de Pablo Serrano Bautista, balaceado el 3 de abril de este mismo año], hecho que consiguieron, poniéndolo a disposición de las autoridades de la CRAC, en San Luis Acatlán.
De la veintena de comunidades de Cuajinicuilapa, aunque se han hecho varios intentos, sólo en Punta Maldonado, El Faro, y en Tierra Colorada se han formado grupos de la policía comunitaria. Estas dos poblaciones ocupan el tercer y cuarto lugar en número de habitantes en el municipio, sin contar la cabecera municipal. Uno de los cabecillas del primer grupo dijo a Trinchera que no podía hablar por miedo a ser ubicado y que se dieran represalias en contra suya. Aseguró que la necesidad de tener tranquilidad lo llevó a él y a otros compañeros suyos a formar ese comando, sobre todo porque en los últimos días había aumentado el cobro de cuotas, tanto a comerciantes establecidos como a quienes transportan pescado y mariscos hacia Acapulco, entre otros lugares. Y pidió anonimato.
Para el caso de Tierra Colorada, con menos problemas de violencia y de robo que en El Faro y en otras comunidades del municipio, este reportero tuvo varias conversaciones con dos hombres y dos mujeres, quienes vertieron sus opiniones sobre la pertinencia o no de la policía comunitaria en sus pueblos; de todo ello se deduce que las opiniones a favor y en contra de esta corporación están divididas. Por cuestiones de seguridad de esas personas, sus nombres se omiten, refiriéndose particularmente a Tierra Colorada. En estas conversaciones se nota el grado de información que cada uno de ellos tiene sobre esta problemática.
La segunda mujer habla tanto de Tierra Colorada como de Maldonado, donde se frustró, tal vez momentáneamente, la intención de constituir un grupo de la policía comunitaria.
Hombre 1: [Ante la pregunta de la fecha de operación de la comunitaria en Tierra Colorada] Hace un mes, apenas, pero lo malo que le hallo yo a ellos que agarran la policía del comisario. El comisario aquí ya no tiene fuerza, ¿por qué?, ahora anda pidiéndole al otro comandante la policía. Santiago Ávila es el comandante de la policía esa. ¡No! ¡Ese señor no sirve, no es de armas! Como ahora, andan unos chamacos que no conocen de armas. A esos lo deben enseñar. Y armas, que busquen ellos. ¿De dónde van a agarrar?, ¿quién te va a dar? El que tiene, está bien; ¿y el que no tiene? No les pagan, no les dan nada, ni un cinco. Al contrario, él es el que está chingando, Santiago. Ahora, ya se le andan apartando, creo. Aquí no hay mucho mañoso, más tantito la droga; hay algunos que la quieren, y no tienen pa’ la droga y se llevan gallina... lo que hallan mal puesto. Son nueve policías, como por ahí. Ahora mandan el comisario y él, no nomás manda uno.
Mujer 1: ¿Quién lo nombró? Vino uno de por allá, de San Luis Acatlán. Hicieron una reunión y dijeron que quién quería ser, pero ya traían la lista desde allá, ya todo estaba puesto.
Hombre 1: Era comisariado [Santiago Ávila].
Mujer 1: Es comisariado.
Hombre 1: Y no conviene, no pertenece que tenga dos cosas: comisariado, y ser comandante.
Mujer 1: Pero, aquí, es él el que habla más y él es el que conoce, alguna cosa que pase, pues, él va a arreglar allá. Hace un año robaron ganado, pero no mucho, como unas dos veces, y unos caballos, y ahora cargan sus rondines, con la policía, en la noche. Aquí no ha habido nada grave. Aquí, lo que pasa es que tenemos miedo porque los narcos traen sus buenas armas, y ¿cómo le van a entrar?
Hombre 1: ¡Ellos, con machete!
Mujer 1: Y la mera verdad, tenemos miedo. Bueno, ellos ya traían la lista, quien iba a ser policía, y todo.
Hombre 1: Hubo un muchacho que entregó todo, la credencial, todo, porque los otros andan con armas y él sólo con machete. Así andan, uno con su riflito de un tiro...

Hombre 2: Todo está bien. Estamos muy de acuerdo con la policía, nos sentimos más seguros. Bueno, aquí no hay tanto delito, pero sí había uno que otro robo, no tanto como en Cuaji o en San Nicolás, pero sí. Y es cierto, pues, ya el comandante y el comisario ya andan teniendo enfrentamiento, y parece que es por lo de las multas, que quién las cobra o a quién se le queda el dinero.

Mujer 2:
En Colorada, dicen que hay una mujer, que es la que revisa a las mujeres y se le va directo abajo a uno. “Acá llevas la goma”, te dice. Yo, ¿me voy a estar dejando que me revise? “Cálmate. ¡Qué goma! ¡Te voy a gomear! Un chingadazo te voy a meter, qué voy a estar pendejeando”.
-De San Luis, vinieron, pero, discúlpenme, ¿traían algún papel dirigido de Cuajinicuilapa?, porque se están metiendo directamente de San Luis, ¿qué reglamento tienen? ¿O a poco Peña Nieto o Aguirre los está apoyando? ¿Quién de los dos está mandando el mando, porque aquí, ultimadamente, la patrulla de Cuaji ya no va a venir a hacer el orden de uno, o cómo? San Luis es Acatlán, para allá se manda, y, Cuajinicuilapa, ¿para qué tiene ayuntamiento si no van a hacer nada? Si ya no quiere el ayuntamiento, que se tome el palacio de acá, de San Nicolás, quizá este vaya a rendir homenaje. Pero, ¿cómo va a venir a rendir homenaje a San Luis Acatlán, a llevarse los presos allá? Que dicen que le rindieron homenaje a Santiago Ávila, allá. Que prestó él la policía para ir a auxiliar al Faro, agarraron a uno que dicen que había matado en El Faro y que no le podían... agarrar, y hasta le dieron al aplauso allá, en San Luis.
-Es que, acá... el reglamento es aquí, el presidente [municipal, Yrineo Loya Flores] es el que nos debe de... ¿Cómo van a decir que los bajitos van a mandar lo de arriba? ¿Cómo van a agarrar el mando de abajo, si son pueblos [del municipio]?
-¿Cómo San Nicolás no quiso aceptar esa policía, y cómo Colorada se prestó para esa pendejada? Ahora, los del Maldonado, ¿cómo se van a prestar? A fulano, le andaban tirando, lo iban a matar, ¿a poco fueron, la gente? Si hubieran sido unidas, la gente: “A ver, vamos a agarrar a esa persona y que se castigue”. Pero no lo hicieron. No es así. Varios de ellos tienen a quien cuidar. Si uno va, por ejemplo, a agarrar a uno a San Nicolás, un preso, ante el comisario van a ir sus familiares: “Tú sabes de donde era la patrulla, y me vas a decir” [Y vendrán las represalias]. O, que dios no lo quiera, llegan a matar a uno. No, pero nosotros no tenemos derecho de tirar; ajá, y si aquel te está tirando...
-¿Y cuánto hay de dinero, del seguro de vida? ¿Dónde está la conveniencia de mis hijos, a proteger? Ajá, te protegen nada más un rato, en la comisaría, y ya, cuando llegas a tu casa: “Acá te espero, cabrón”, y te tiran.
-Ya dijo el comisario [de Tierra Colorada] que va a ir a entregarle sus papeles al presidente municipal, y está bien, yo digo que así está bien, que así lo haga. ¿Sabes por qué? Porque cómo se va a brincar Santiago a que venga San Luis Acatlán a mandar, sabiendo que aquí está el ayuntamiento. ¿Por qué hijo de la chingada él va, Santiago, a Cuaji a traer fertilizante, si sabe que San Luis lo está mandando a él. El recurso lo está fondeando pa’ San Luis.
Reportero: ¿El dinero de las multas? Antes se lo repartían el comisario y la policía, ¿no?
Mujer 2:
-Ahora todo, dice, el dinero es para él. ¿Y quién le dio esa orden? Dicen que no es así.
-Ahora, al comisario lo ven en menos... Si hasta su propia policía, ya no quieren trabajar, se fueron con la comunitaria. Y, entonces dice el comisario: “¿Cómo es posible que yo voy a estar solito? Aquí están sus papeles, yo ya no quiero nada”. Y es verdad, así sigan como pendejos. Mira que si no quieren gobernar al comisario, que se gobiernen ellos solos. Se había de ir a Chilpancingo, el comisario. Se manda a Cuaji, sí, pero les jalan las riendas de Chilpancingo. Si el gobernador está de acuerdo que haya esa comunitaria, “aquí está su papel, y déme una constancia de que yo estoy renunciando”, y asunto arreglado.
-El presidente tiene que venir a hablar con las comunidades que estamos cerradas. ¿Por qué? Porque no sabemos. ¿Cómo va a venir a mandar San Luis Acatlán? Y dicen allí claro, que no tengan record, y varios tienen: a uno le quitaron la pistola. Allí quieren gente disciplinada, gente que no tenga una mancha en la cara... El error está de que el presidente no los visita. ¡Cómo va a ser esa posibilidad! Si él dice, Loya, que va a estar la comunitaria y si llegan a venir... porque no va a venir a mandar San Luis, y si pasa algo, él va a ser el responsable porque no ha puesto las manos en orden de que diga: “¿Sabes qué?, tú no vas a mandar en las comunidades, nosotros somos la cabecera y nosotros vamos a dominar a los pueblitos. ¿Por qué?, porque si no ponen la orden, la gente se va a estar yendo... y no va a saber las consecuencias. Es mucha pendejada.
-Por más. Es que la gente debe de tener cuidado. Ir y platicar, todos los comisarios tienen que platicar con el presidente: ¿Cómo vamos a actuar? Y por eso, debe de venir. Tengo ganas de que venga aquí. Aquí no ha venido.

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