martes, 21 de mayo de 2013

Sucio y apestoso, parque ecológico de Loya en Cuaji


19 de mayo
EDUARDO AÑORVE
CUAJINICUILAPA


Un cerdo mordisquea un pollo muerto a la orilla del arroyo. El arroyo no corre, está seco, excepto por el agua que desechan las mujeres que lavan ropa en el ojo de agua o la de los hombres que van a bañarse allí. Hace años, los vecinos de la zona iban a por agua para beber; ahora no.
Es el pomposamente llamado parque ecológico de Cuajinicuilapa, ubicado en el arroyo El Chorro, en el río o arroyo de los cuajinicuiles, que da nombre a este pueblo y a este municipio.
En el cauce de ese inexistente arroyo de agua, por seco, hay tirados trozos de madera recién cortada de una de las parotas de ese parque; el surtidor de la fuente está tirado, se quebró y nadie lo ha socorrido. Basura en el arroyo, basura en el parque, basura por todos lados.
Siendo diputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Yrineo Loya Flores “bajó” recursos, dotados por el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo, para “el rescate ecológico de El Chorro”, a petición de un grupo de ancianos.
Como presidente municipal, por el Partido Acción Nacional, Loya Flores, iluminó ese parque con profusión, colocando lámparas de piso.
A pesar de todo ello, el parque sigue abandonado, no lo visitan; además, se ha llenado de basura, la obra de encauzamiento del arroyo se dañó rápidamente, hay aguas negras donde hubo agua corriente y los cerdos hacen de él un lugar de recreo.

Rescate ecológico a la carta
Para tener contentos a los diputados y conseguir que le aprobaran sus iniciativas o que bloquearan otras supuestamente adversas a él, el gobernador Torreblanca Galindo solía “asignar” cada año un “presupuesto” a los diputados de su partido, el PRD, consistente en algún par de millones de pesos.
Con recursos obtenidos de esa forma, Loya Flores se dedicó a “hacer” obras en el municipio de Cuajinicuilapa, con el perverso fin de convertirse en presidente municipal.
A decir del propio diputado local, a petición de un grupo de “gestores ciudadanos”, conformado por ancianos de esta cabecera municipal, se ejecutó la obra denominada rescate ecológico de El Chorro, “el cual había sido olvidado y representaba una pérdida ecológica e histórica”, como aseguró en ocasión de un informe dado en público.
Alrededor de un millón de pesos se invirtieron, bajo la vigilancia de Loya Flores, en erigir una plazoleta con fuente, plantar una veintena de árboles, bordear con concreto una tramo de unos 30 metros del arroyo, un puente para cruzar el arroyo, instalar tres juegos metálicos para niños y construir un pequeño edificio.

Daños, daños, daños

Sin embargo, el sismo del 20 de marzo de 2012 tumbó el surtidor de la fuente (que nunca ha tenido agua); ahora, éste todavía sigue tirado en el sitio, sin haber sido reparado.
El borde de concreto del arroyo se fracturó rápidamente, antes de un año, y ahora se encuentra destruido; al parecer, la próxima venida de aguas acabará con él.
El cauce del arroyo del parque “ecológico” está seco, y en él se vierten aguas sucias, desechadas por quienes lavan ropa o se bañan en el ojo de agua.
Frecuentemente, el agua se estanca en algunas pozas que se han formado en el cauce del arroyo, y la pestilencia se deja sentir entre esos lodos.
En el cauce del arroyo también se tira basura, y suele observarse botellas y bolsas de plástico, pollos muertos, llantas, etc.
Allí llegan también algunos burros sin dueño a pastar, y a cagar, desde luego.
Atrás del pequeño edificio que se utiliza como venta de abarrotes y cervezas se quema basura porque, seguramente, como a casi todo el pueblo, el carro que la recolecta no llega hasta allí.
También puede observarse que ese tendajón hace los servicios de cervecería, y hasta allí llegan a emborracharse algunos clientes, escuchando algunos música estridente de sus carros.
Lo que menos se observa, pues, en el parque es gente que vaya a un parque: niños, amas de casa o madres de familia con hijos, familias, paseantes.

Alumbrando el parque: gran obra de la nueva administración

En noviembre de 2013 el cabildo de Cuajinicuilapa aprobó la instalación de una veintena de lámparas de pie en el parque ecológico El Chorro.
En esa ocasión, Loya Flores argumentó, ante los ediles, que “es una obra que yo gestioné en mi periodo como diputado local, y creo que es necesario meter la electrificación al parque ecológico”.
El Chorro se ubica en la salida oriente de esta población, en carretera federal 200 Acapulco-Pinotepa Nacional, entre los colonias Vicente Guerrero y Los Lirios, las cuales adolecen de alumbrado público en varias calles.
Y a pesar de la iluminación, por las noches nadie va a paseo por el parque.
Hace algunos meses, después de la nueva administración municipal, el monte crecía en ese parque; sin embargo, desde hace dos o tres meses, el gobierno local ha tenido cuidado en mantener limpia la plazoleta, olvidando las zonas del arroyo.
Como símbolo de la importancia que Loya Flores dio a este parque supuestamente ecológico, el surtidor de la fuente sigue tirado, en medio de ésta.

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