miércoles, 4 de noviembre de 2015

Circo, espectáculo frívolo y ramplonería, en el festival Afro Cuaji 2015

Eduardo Añorve
Cuajinicuilapa de Santamaría, Gro.
4 de noviembre de 2015

Desfilando con lona ajena. Fotografía: Eduardo Añorve.

Desorganización, racialización, sexismo, kitsch, ignorancia, elitismo, demagogia y perritura, privaron en el festival Afro Cuaji 2015, organizado por el gobierno de Constantino García Cisneros, los pasados días 31 de octubre y 2 de noviembre en Cuajinicuilapa.
El acto inaugural del festival comenzó con cinco horas de retraso, pues el consabido listón fue cortado a las tres de la tarde, estando citado el público y las “personalidades” a las diez de la mañana, aunque se abrió la sala respectiva para dar paso a la visita a las pinturas de Aydeé Rodríguez, en la que el personal del ayuntamiento, particularmente del área de Cultura, se hacía bolas para organizarse, pues “había más generales que gente de tropa”, justificó un funcionario, en relación a que había mucho por hacer pero nadie que quisiera hacerlo.
Ese sábado, el presidente Constantino García no llegó a tiempo a este acto, el primero del festival, por ir a inaugurar un par de obras en Azoyú en compañía de sus correligionarios de partido (PRI), Manuel Añorve Baños y Luis Justo Bautista.
La desorganización fue tal que incluso estuvieron a punto de cancelar el desfile de danzas del estado de Guerrero; aunque al final las autoridades y personal del ayuntamiento hicieron el desfile en doble sentido, acompañados de danzantes y bailarines: tigres de Chilapa, danzarinas de Collantes, diablos del municipio anfitrión, artesistas, danzantes locales de la conquista y edecanes disfrazadas de “costeñas” (enaguas floreadas con blusas de chaquira y collares de coloridas cuentas falsas).
Por cierto, las autoridades (con el cabildo al frente) desfilaron por la calle principal de Cuajinicuilapa con una lona que los tigres de Chilapa les emprestaron, pues ni siquiera tenían una propia.
El tono del discurso emitido por las autoridades y los artistas y participantes hizo énfasis en el cómo son y deben ser “los negros”, llegando a la aberración de exaltar los lugares comunes como los de llamar a Cuajinicuilapa La pequeña África, La perla Negra de México (esta última denominación, a partir del libro Cuijla, de Aguirre Beltrán, aseveró el ignorante expositor).
Un ejemplo de la racialización de los cuileños en el festival fue asimilarlos a una condición etnicitaria: todos somos negros; sin embargo, el municipio de Cuajinicuilapa tiene una población en la que conviven mixtecos, amuzgos, mestizos, afromexicanos y hasta estadunidenses; es decir, no toda la población es negra, ni la población negra es mayoritaria.


La perritura de las autoridades. Fotografía: Internet.

Otra rasgo de racialización fueron las pinturas expuestas (arte kitsch, es decir de una estética pretenciosa, cursi y de mal gusto o pasada de moda), pues se enfatiza en la indeterminada población “negra”; así como con la realización de un encuentro de grupos de danza de los diablos, tenida ésta como de origen africano (omitiendo los siglos de mestizaje transcurridos).
Incluso en este punto, este encuentro de grupos de danzas de diablos no es el primero que ocurre en Cuajinicuilapa, como aseguraron los funcionarios organizadores, sino que estos se han venido realizando desde hace más de dos décadas por cuenta de los administradores del Museo de las Culturas Afromestizas Vicente Guerrero.
Y el toque de demagogia le correspondió nada más y nada menos que a un experto, el “negro traidor” Constantino García, quien no perdió su ocasión para apropiarse de su condición de “negro”; así, en su intervención al final de una conferencia del activista Sergio Peñaloza, dijo: “Paradójicamente, una de las situaciones tristes y que hay que reconocer es que quizás (sic) tengamos mucha riqueza, pero... yo lo he dicho... desafortunadamente esa riqueza no toda está en manos de los negros: no todos los negros somos ganaderos, no todos los negros son pescadores, no todos los negros son empresarios, la mayoría seguimos siendo... como llegamos a Cuajinicuilapa... gente trabajadora, una mano de obra que si se aprovecha siempre será valiosa y será importante”.
¿Así o más demagógico? Claro que nadie le preguntó cómo ha llovido en su rancho de Calzada...
Pero el punto más alto de esta triste demostración de la ramplonería de nuestras autoridades fue la muestra gastronómica: antes que el pueblo, ellos fueron los primeros que se agasajaron con los platillos expuestos. Perritura a más no poder, privilegio para los privilegiados; es decir, hasta entre “los negros” hay clases, ¿no?
Incluso, se dieron el lujo de poner en las oficinas del ayuntamiento municipal un altar y ofrenda a Rocío García Cisneros, hermana fallecida del alcalde, a quien metió con chanchullos como regidora del PRI en 2005. ¡Claro que todavía hay clases sociales!


Altar para la hermana del presidente. Fotografía: Eduardo Añorve.

Enseñaron, pues, el cobre, en este festival afro: a última hora invitaron a varios artistas cancioneros-corrideros (una especie de griot modernos) y les pagaron generosamente 50 pesos a cada cual por participar con tres canciones ante el escaso público que el día 2 se congregó en la plaza cívica.
Ruido, eso sí hubo mucho, en exceso, pues como dijo un funcionario, al negro le gusta el ruido, aunque no le den otra cosa, nomás que le hagan mucho ruido y ya lo tienen contento.

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