sábado, 28 de noviembre de 2015

Homenajean a Efrén López Cortés... y él homenajea a Aguirre Rivero

Eduardo Añorve
Azoyú, Gro.
23 de noviembre de 2015


Va a dar la una y media de la tarde del sábado 21 de noviembre en San Isidro El Puente, municipio de Azoyú, y en la entrada norte a la población, por la carretera que va a la cabecera municipal, un centenar de personas recibe al político Efrén López Cortés, en un acto manido y viejo: collares de flores, música y danzas locales, abrazos y apretones de mano, palmaditas en la espalda... todo tan viejo y tan manido, gastado. Y risas, sobre todo del festejado y de su familia y de su comitiva.
Una veintena de directores de escuelas del municipio de Azoyú (y de otros aledaños) decidieron aprovechar que el ex funcionario del ex gobernador de Guerrero Ángel Heladio Aguirre Rivero va a cortar el listón inaugural del edificio de la comisaría de la localidad para rendirle un homenaje a este hombre al que quieren, al que agasajan, el que desde el gobierno les ha hecho obras, desde el Instituto Guerrerense de la Infraestructura Física Educativa (IGIFE) y desde la presidencia municipal, según dirá minutos más tarde.
Por eso fueron a recibirlo a la entrada de El Puente, con algarabía. Así, en comitiva, recorrerán unos doscientos, trescientos metros, para llegar al edificio que se inaugurará y después pasarán a la cancha de basketbol para realizar lo que llaman el programa cultural en honor a tan ilustre personaje. Maestros y personal del equipo de El Chegüeño (como le llaman también por ser originario de la comunidad de Los Chëgues) se alternan en poner a punto las sillas, la “mesa de honor”, las aguas frescas, las cervezas, la barbacoa, el equipo de sonido... en fin, lo necesario para hacer lucir este tipo de festejos.
El acto se citó a las diez de la mañana, y hay gente que espera desde las once para aplaudir a Efrén, para verlo, para saludarlo, para volver a pedirle la obra tal y la obra tal, y él, sonriente, sudoroso, con pétalos de flores pegados en la cara y en el cuello, con sus doradas cadenas de oro pendientes del cuello, saluda de mano, agradece y promete que sí, que mañana se reúne con su amigo, el gobernador Astudillo Flores, y que va a plantearle el asunto, el cual seguramente se resolverá a favor de los peticionarios.
Tranquilizados los ánimos, todo mundo se siente según lo predispuesto: los personajes, en la mesa de honor (que incluye al homenajeado y a su familia, a las autoridades locales, a una veintena de directores de escuelas de varios niveles y a uno que otro presidente municipal y ex candidato que se va arrimando a lo largo del acto).
El micrófono está dispuesto para una larga lista de participantes, entre escolares, maestros y madres de familia que no se cansan de agradecer al hombre, al funcionario, al amigo, las tantas y tantas obras que en cada escuela realizó. Todo es miel sobre hojuelas, como suele decirse. Y el hombre homenajeado es todo risas y felicidad.
Casi al final del acto, un poco antes de las cuatro de la tarde, después de palabras y palabras y de bailes y bailes en su honor, se escucha: “El hijo predilecto del municipio de Azoyú, el amigo de todos, el hombre más humano, el que ha querido siempre el desarrollo y el progreso de Azoyú, nuestro gran amigo, el licenciado Efrén López Cortés”, según dice el presentador. Y el hombre más humano toma el micrófono que se ha dispuesto al frente de la mesa en que se encuentra para que hable.
Se escuchan fanfarrias costeñas (de chile frito) y cuetes.
Sonriente, toma el micrófono y se dirige a la audiencia:
“Muy buenas tardes a todos. Primeramente quiero darles las gracias. La verdad, me siento muy emocionado por este gran recibimiento, con las danzas, con las señoras que hoy venían bailando, con los apaches... la verdad, muy emocionado, muy conmovido. Y también, [quiero] agradecer infinitamente al señor comisario municipal por esta gran invitación”.
Y explica que si no es por las vacaciones de su hija, el acto no se hubiera llevado a cabo: “Primero que nada, le pido una disculpa... de postergarla en dos ocasiones esta visita, pero, lo que pasa es que mi familia quería estar conmigo aquí, también. Esperamos esta fecha que hoy tiene mi hija vacaciones para que estuviera aquí”.
Después saluda a personas que son de valía para él y que se encuentra presente: “Quiero agradecer la presencia de unos grandes amigos y que hoy tienen un gran compromiso con su municipio, mi amigo el presidente municipal de Copala; mi amigo, que hoy está con nosotros, aquí, al que no sé si decirle primo o presidente municipal es a mi primo Guillo, de Juchitán, que está presente aquí, con nosotros, acompañándonos en este evento; a mi amigo de Cruz Grande, Alexander, que hoy nos acompaña aquí, esposo de la señora presidenta de Cruz Grande, gracias, bienvenido aquí”.
Pero el tiempo no alcanzaría si los menciona a todos, razona, y se dirige al sector que lo agasaja, los maestros, a quienes arenga a seguir siendo maestros: “Pero también quiero agradecerles, para no irme de a uno por uno, a todos los señores directores que hoy nos hacen el honor de acompañarnos aquí. La verdad, me siento muy orgullosos. A los maestros que hoy hicieron estas danzas, estos bailables que hoy nos presentan, quiero decirles que... muchas gracias, y también darles las gracias por la preocupación, porque se preocupan porque nuestros niños... les inculcan nuestras tradiciones, nuestras costumbres, que en todo el municipio de Azoyú es mucho lo que hay. Qué bueno que hagan eso para que se sigan conservando”.
De allí deriva a uno de los modos a través de los cuales decidía la ejecución de obras en las comunidades, más allá de toda necesidad o de seguir algún plan de desarrollo, poniendo énfasis en que en ese tipo de decisiones la decisión personal es la que cuenta: “Pero sí, muy contento de estar aquí, en El Puente... Fíjense: les voy a contar un poco de la anécdota de nuestra comisaría. Un día platicando con mi compadre Mogono, que hoy sé, lo hacen... lo conocen muy bien... echándonos una comidita me dijo: ¿Sabes qué, compadre? Ayúdanos con la comisaría. Le digo: Compadre, vamos a hacer todo lo posible de que la comisaría de El Puente se haga, y al final de cuentas no se hizo una, se hicieron dos comisarías, porque se hizo una también en el pueblo de Los Quiterios. Eso, para mí es muy importante, el reflejo que se da cuando se quiere trabajar por algo que queremos, y, en lo personal, lo que quiero es a mi pueblo, a nuestro municipio de Azoyú, que siempre se lo he demostrado con trabajo.
“Desde que fui presidente municipal nos dedicamos a trabajar. Yo le decía a mi esposa que iba a perder tres años de su vida aquí, porque todo lo que fuera de Azoyú se iba a quedar en Azoyú. Y así lo hicimos, el reflejo está, como ustedes decían, en las distintas obras. Aquí mismo, en San Isidro El Puente, cuando fui presidente municipal hicimos este zócalo, hicimos la casa de salud, arreglamos la escuela primaria, que hoy... recuerdo, con el apoyo, siempre, de estar apoyando nuestra comunidad... gracias, compadre Mogono por apoyarnos en todo, aquí, la verdad, agradecido, y qué bueno, mire, que se dio esto”.
Contada la anécdota y cómo el contacto personal definió la ejecución de las obras en su quehacer como funcionario público, Efrén vuelve a saludar a sus amigos: “Agradecer, personalmente, la presencia de muchos, gente que yo quiero, admiro, de diferentes comunidades que están aquí con nosotros, apoyándonos en esto. La verdad, muchas gracias por todo este apoyo... que está aquí, a un gran amigo de Juchitán, el señor Zenaido, que nos hace el honor de acompañarnos aquí, gracias por estar con nosotros, la verdad”.



 


NO TODOS LOS HALAGOS ME LOS LLEVO YO
Aunque, en realidad, este saludo era un preámbulo para hablar del tema central de su discurso: halagar a su ex patrón, el ex gobernador ex priísta Layo Aguirre, el hijo predilecto de la Costa Chica [como le gusta oír]: “Yo quisiera ser breve, porque no todos los halagos me los llevo yo. Cuando fui diputado lo hice pensando en mi región, y hoy agradezco infinitamente al señor, al licenciado Ángel Aguirre Rivero por haberme dado la oportunidad de colaborar con él, pero también por haber dado la confianza en mí para tomar decisiones en el pasado trabajo que era el IGIFE. Yo sí quisiera decirles... porque antes del aplauso, les quisiera recordar de todo el apoyo que nos ha dado para Azoyú, para el municipio de Azoyú”.
“Desde que yo llegué, la carretera estaba en malísimas condiciones; gracias a él, siendo diputado, logramos que esta carretera estuviera en buenas condiciones. Logramos, gracias a él, la carretera Azoyú-Cuanacaxtitlán. Cuando llovía mucho, no temíamos paso en Azoyú... [Aplausos y gritos de ¡bravo!] Y ahí ustedes ven el puente del arroyo de Los Novios, el puente de las Ollitas, el puente de Chuchapan.
“Y también quiero dejar en claro que gracias a su apoyo de él, a la gestión y al estarle allí, pidiendo... A veces me decía: Efrén, tú quieres todo para Azoyú. Y le digo: ¿Tú no quieres todo para Ometepec? ¡También la Costa Chica es Azoyú! Y también no nomás fue Azoyú, fue Cruz Grande, fue Copala, fue toda la región Costa Chica y todo el estado de Guerrero”.
Tal vez un poco para aplacar la euforia tenida al recordar a su ex jefe el ex gobernador, Efrén recuenta algunas de las obras que impulsó a ruegos: “También quiero dejar claro en Azoyú... el mercado municipal, que en mucho le rogué... nos ayudó para el terreno... mucho le rogué por un nuevo mercado en Azoyú y, gracias a dios, creo que hoy ya la gente vende en un nuevo mercado”.
Y comparte el homenaje y los halagos con uno que otro funcionario, su amigo, claro está: “Quiero decirles que no me olvidé de los jóvenes... [Aplausos y gritos de ¡bravo!]... cuando fui presidente municipal logré comprar... aquí están regidores... el terreno de la unidad deportiva. Se le invirtió un recurso con el pasado presidente, con el anterior presidente, y junto con el presidente municipal pasado yo le decía que iba a lograr que el señor Ángel Aguirre le ayudara, siendo cercano, amigo, del señor secretario de Obras Públicas... desde aquí hay que darle un fuerte aplauso porque gracias a él están también estas cosas: al ingeniero Jorge Díaz... [Aplausos y gritos de ¡bravo!]... quien nos apoyó, y por el fondo de Fonregión bajamos 10 millones de pesos para la unidad deportiva de Azoyú... [Aplausos y gritos de ¡bravo!]...”.
Pero no debe olvidarse que el principal merecedor del halago y del cariño del pueblo debe ser para el ex gobernador: “También... quiero decirles... que gracias a ese señor y gracias a la oportunidad que el gobernador nos dio se hizo la calle Emiliano Carranza, la que sale al puente, al Zapote; se hizo la calle... que yo recuerde, en Arcelia... la que va a la secundaria... no me dejan mentir, aquí están algunas gentes de allí... se hizo la calle que va a Madmadí, se hizo el bulevar del panteón, se hizo la calle del Zorro, que está en Matacubá, gracias al apoyo de Ángel Aguirre.
“Y yo también... [Aplausos y gritos de ¡bravo!]... quiero decirles que gracias a la oportunidad de él se hicieron... y darme ese apoyo de poder estar en el IGIFE... la mayoría de las escuelas en todo el municipio de Azoyú. Equipadas, totalmente, con aulas de medios... vean, por ejemplo en la zona de Los Bajos... no me dejan mentir... con sus computadoras, sus aulas bien equipadas. Eso fue para que los niños tuvieran dónde ir aprendiendo la nueva tecnología que hay. Orgullosamente y agradecido por darme esa oportunidad”.
En raro arrebato en tan buen discurso, el ex presidente y ex diputado y ex funcionario del gobierno estatal hace una aclaración a alguien que no está presente, pero, por lo que se ve, es importante desmentir: “Quisiera comentir [sic] algo que quizá no está en el momento, pero muchos dicen que mi rancho lo compré de allí. Aquí di la oportunidad de que muchas empresas que hicieran las escuelas fueran de la región para que se alivianara la gente de la región. Aquí, en Azoyú, muchos nuevos empresarios, nuevos contratistas, y ellos están y conocen, y pregúnteles qué día yo les dije: Hagan una obra para que me den el dinero, ¿no? Al contrario, yo les decía: Hagan lo mejor, porque era para Azoyú. Eso fue una gran oportunidad. Y mi rancho cuesta... ya me lo evaluaron en 50 millones de pesos. El que me lo evaluó, dile a la hora que quiera, si es que me oye, que no me dé 50, que me dé 5 y se lo vendo”. [Aplausos y gritos de ¡bravo!]
Y regresa al hilo de su discurso, hablar de las tantas y tantas obras que la gente le debe, y por la que debe estarle agradecido: “Hay muchas cosas que han dejado... ustedes, como ciudadanos, me conocen desde niño, desde que llegué aquí, saben quién soy, ¿eh? Y, al contrario, me he dedicado a trabajar, a apoyar a la gente. No dejo de decir que también apoyamos a más de mil personas en el municipio de Azoyú, con tres mil pesos y dos mil pesos a fondo perdido, y eso lo agradezco a un amigo, al secretario de Desarrollo Económico, Castro, que nos ayudó con ese recurso [con] que se apoyaron a mucha gente: hubo gente de El Puente, de diferentes lugares. Más de mil gentes, es un gran beneficio”.
Pero, insiste, no hoy como Ángel Heladio Aguirre Rivero, ése sí no tiene comparación: “Así también quiero decirle hoy... por esta bienvenida, me emociono... de que también, es cierto, se hizo mucho en Azoyú, pero también se hizo mucho en todo el estado: donde quiera que vaya, hay huellas. Agradecido estoy con este señor por haberme dado esta oportunidad y la confianza de haber trabajado con él. Es una gran persona, y sí me gustaría que todos ustedes se pusieran de pie... agradecerles a los medios de comunicación, porque por medio de ellos se va a dar cuenta que el pueblo de Azoyú es agradecido. Un aplauso... ponernos de pie todos... para el licenciado Ángel Aguirre Rivero... [Aplausos y gritos de ¡bravo! Fanfarrias]
“Muchas gracias. Yo sé que él va a estar al pendiente de esto, porque muchas cosas se hicieron gracias a ese gran personaje. La verdad, que tuvimos tres años... ustedes saben las obras que se han hecho en el estado y en toda la región Costa Chica, eso es muy importante para mí”.
Al final, fatigado de emoción y de rendir culto a su amigo el ex gobernador, a punto de culminar su discurso, le agradece a quienes los homenajean, a esa gente a la que él ha servido y seguirá sirviendo aunque tenga que sacar dinero de su bolsa, dejar de hacer cosas para sí y los suyos para hacerlas en beneficio de la gente, con amor: “Gracias, pueblo del Puente; quiero decirles a nombre mío y de mi familia y de mi esposa y de nuestros hijos que le agradecemos infinitamente todo ese cariño, todo ese aprecio que nos han dado. Quiero decirles que no son mal correspondidos. Nosotros queremos mucho a la gente de Azoyú, a la gente de las comunidades. Y siempre lo hemos hecho. A veces nos quitamos el dinero... dejamos de salir a pasear... para dárselo a la gente. Ahorita yo quisiera estar aquí, vivir aquí, pero también tengo que trabajar para ir ahorrando cada vez que venga y poder apoyar a mucha gente. Lo hago con mucho gusto, con mucho amor...”. [Aplausos y gritos de ¡bravo!]


 

Y se despide informándoles que no se preocupen, que no se ha olvidado de “agradecer” con despensas y balones la presencia de las señoras y de los escolares: “La verdad, quiero decirles que allí le traemos un detallito para todas las señoras, y no desaprovecho esta oportunidad para desearles... yo creo que ya se acercan la época más bonita, que es la navidad... desearles a todos ustedes una feliz navidad. Que dios los llene de salud, de felicidad... [Aplausos y gritos de ¡bravo!]... que el próximo año, que se la pasen bien. Y, la verdad, no decirles que ahorita nos comprometimos con el comisario, con mi compadre, de que vamos a pintar el zócalo, vamos a pintar la casa de salud, para que cuando vengan a llegar nuestros paisanos... es la entrada al municipio de Azoyú... vean algo diferente... [Aplausos y gritos de ¡bravo!] Pues, muchas gracias, la verdad, de corazón, muchas gracias, no me queda más que decirles que dios los llene de bendiciones. Muchas gracias a todos”.

 

La gente se levanta de las sillas, deja el plato con barbacoa (aunque tal vez a estas alturas ya se acabó su bocado o ya no quiere más) y se dirige a las camionetas donde reparten las despensas y los balones para recibir lo que alcance. Se forman largas y dudosas filas, y aunque quienes reparten esas dádivas quisieran que todo mundo fuera educados como ellos y esperara su turno en la cola, la gente se aprieta, se desborda, los presiona, pide dos veces, exige, grita, pelea, se enoja... bueno, hasta los propios organizadores se molestan, como en cualquier buen acto de proselitismo político en campaña electoral, pero es ésta una mera apreciación: todavía no estamos en tiempos electorales. Y éste no es cualquier político, es "el apóstol de la educación", según quienes lo homenajearon.

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