lunes, 16 de noviembre de 2015

El pueblo salva al pueblo: la solidaridad en Montecillos

Eduardo Añorve

Por muchas vueltas que le doy
–decía Mairena–
no hallo manera de sumar individuos.

Antonio Machado

El año pasado, en la comunidad de Montecillos de este municipio, el presidente del comisariado ejidal, Bernardo Arellanes Cisneros, ejecutó una decisión de la asamblea de ejidatarios para delimitar la parcela escolar que se le asignó desde hace años a la tele secundaria Gabriela Mistral; posteriormente, ya sin el cargo, un tercero afectado lo demandó por daños, y el representante fue encarcelado la semana pasada según una orden del agente del Ministerio Público de Ometepec, hasta que la gente del pueblo cooperó para pagar su fianza y salió libre, precisamente el día de su cumpleaños.
En todo este embrollo, es alentador ver cómo los ejidatarios de Montecillos se agruparon en torno a una decisión que aunque colectiva no estaban obligados a respaldar de ese modo... excepto que actuaran en congruencia con el mandato que ellos mismos dieron a su representante, quien actuó siguiendo el mismo. Es alentador porque suele suceder que los ciudadanos de esta zona de la Costa Chica, en las asambleas o en los grupos, participan en decisiones, pero una vez alzada la mano o dado el voto se desentienden de las responsabilidades posteriores con el sobado argumento de no querer problemas. Y, en consecuencia, suele suceder que mucha gente ya no quiere asumir ese tipo de representaciones, quedando éstas en manos de irresponsables que las buscan y consiguen basados en la mera ambición personal, en la satisfacción de intereses particulares y mezquinos, y generalmente corruptos.
En septiembre de 2014, el director de la telesecundaria de Montecillos pidió a la autoridad ejidal conocer con precisión los límites de la parcela escolar para solicitar a la autoridad municipal que construyera una barda perimetral; al hacerse la delimitación se dieron en cuenta de que una parte estaba invadida; el asunto se trató en asamblea, a la que se llamó al presunto invasor, y con base en la documentación de Procede se acordó respetar el croquis de las escrituras de parcela. El invasor se presentó pero no mostró documento alguno que acreditara esa propiedad. Posteriormente, después de una reunión del pueblo, un centenar de padres de familia, ejidatarios y otros ciudadanos acudieron a echar el corral de la escuela Gabriela Mistral, coordinados por el comisario municipal. Todo parecía ir bien.
Sin embargo, la semana pasada, el miércoles 11 de noviembre, agentes de la Policía Ministerial llegaron a Montecillos y se llevaron preso a Bernardo Arellanes; en Ometepec, el juez calificador le informó que había sido detenido por el delito de daños en agravio de Francisco Peláez, según una demanda que éste había interpuesto desde hacía un mes ante la agencia del MP. Irónicamente, en un remedo de nota sin firma, en El Faro de la Costa Chica publicaron que a Arellanes Cisneros “lo detienen después de un mes de búsqueda”, siendo que, como dice él, todo este tiempo ha andado en su pueblo a la vista de todo mundo pues no tiene nada qué temer, porque no debe. Allí se enteró que también existen acusaciones contra el director de la escuela y contra la presidente del comité de padres de familia que fungía en aquellas fechas.
La publicación de este panfletito (con foto de Francisco Javier Hernández) es indicio de que estamos frente a un caso de flagrante corrupción en el que la autoridad ministerial y judicial están involucradas. Existe la versión de vecinos de Montecillos de que antes la detención del ex comisariado ejidal un abogado del MP o con conectes allí les mandó a decir que si aportaban 3 mil pesos los cinco implicados podrían quedar absueltos de cualquier responsabilidad e, incluso, de cualquier implicación posterior; en respuesta, le dijeron que no eran culpables de nada, por lo que nada iban a darles. Y vino la detención. Enterados de que habían echado preso a Arellanes Cisneros, y del monto de la fianza (15 mil pesos), las autoridades locales hicieron una colecta entre la población y recaudaron esa cantidad, liberándolo precisamente el día de su cumpleaños, el pasado viernes. Ese día, en la noche, se hizo una reunión en la comisaría municipal, donde la gente, molesta por este abuso de poder, le manifestó al ex comisariado que estaban con él, que él no era culpable de ese delito, que el delito es inexistente, que iban a respaldarlo porque él actuó siguiendo la voluntad de los ejidatarios y que contara con ellos en este proceso.
Es claro que estamos ante una de las consabidas puestas en escena que muchas autoridades judiciales realizan en contubernio con particulares para extorsionar legalmente a ciudadanos indefensos, en los que la justicia es lo que menos importa, sino la consecución de dineros a expensas del miedo, del sufrimiento, de la tranquilidad. Lo alentador, repito, es ver cómo la población asumió su responsabilidad y se organizó para defender a uno de los suyos. Esto hecho da luz sobre otros temas, la inseguridad, por ejemplo, que es uno de los problemas más cabrones que padecemos; es decir, ante la inseguridad, por ejemplo, estamos indefensos y sólo podemos enfrentarlo con solidaridad, sólo si dejamos de ser individuos, como hicieron apenas en Montecillos... como hacían antes en la Costa-Montaña.
El otro problema que plantea el actuar de los ciudadanos de Montecillos en este caso es que sólo si dejamos de ser individuos, sólo si somos solidarios con nuestros semejantes podemos enfrentar esa plaga en que se han convertido las autoridades judiciales (y otras más, claro, aunque ahora sólo me refiera a éstas por el asunto en cuestión) con probabilidades de no perecer ni salir tan raspados, y tal vez, tal vez, no perder sino ganar, como debiera ocurrir: la población de esta comunidad ha sido constante y enfática en apoyar y defender a las instituciones educativas públicas que han gestionado, con la idea de que por medio de esta educación sus hijos pueden salir de su estatus de marginación. Se prevé que también ahora defenderán su derecho a decidir el rumbo de sus asuntos públicos, en este caso, relacionados con sus escuelas.
Por otro lado, el director de esta tele secundaria ha sido un gestor incansable de obras e infraestructura, así como de personal académico y otros apoyos educativos, para beneficio de sus alumnos. Y si bien es cierto que también está implicado en esta demanda espuria, también lo es que su actuación se ha sujetado a los acuerdos que ha tomado la población y con la población, teniendo su apoyo y su participación como grupo en gestiones ante autoridades de distintos niveles de gobierno y de distintas instancias (municipales, educativas, etc.), por lo que se prevé que lo defenderán en estas circunstancias que parecen adversas. Es lamentable ver cómo en este caso se repite el viejo recurso de fabricación de expedientes judiciales para obtener dinero fácilmente, en un claro acto de corrupción institucional, y ver que gobiernos van y gobiernos vienen y la corrupción crece y se mantiene. Apenas vino el gobernador del estado a inaugurar lo que será la ciudad judicial en Ometepec, qué bueno. Ojalá que con los nuevos edificios tengamos nuevas prácticas judiciales, cuando menos que procuren la justicia. Como ya sé que es mucho pedir, creo que lo conveniente es observar estos procesos organizativos de los pueblos criollos de la Costa Chica, como éste, que ocurre ahora en Montecillos, para aprender o, por lo menos, para decir bien de ellos.

No hay comentarios:

Seguidores