** Son cargos no aprobados por el cabildo, aunque ya se les dio posesión
Eduardo Añorve
Cuajinicuilapa de Santamaría, Gro.
6 de octubre de 2015
Algunos de los directores, en la toma de posesión del ayuntamiento. Fotografía: Internet.
Aunque en su discurso de toma de posesión el priísta Constantino García Cisneros aseguró que trabajaría por sacar a Cuajinicuilapa de la pobreza, en uno de sus primeros actos de gobierno demostró que esas palabras son mera demagogia y no hechos al aumentar el número de direcciones a 41, sumando 15 nuevas a las 26 ya existentes, con el consiguiente aumento en la erogación de dineros por vía de salarios.
El día 30 de septiembre, el presidente de Cuajinicuilapa expresó: “Por Cuaji vamos a trabajar, porque es con ustedes nuestro compromiso, y nuestro compromiso será bajar los indicadores que sitúan a Cuajinicuilapa como uno de los municipios con mayor rezago e índices de pobreza, de alimentación, de salud y educación...”.
Sin embargo, en lo que respecta a los cargos directivos, Constantino García creó las direcciones de Turismo (Antonia Cuevas Priego), de Desarrollo Económico (Isauro Alberto Apolinar), de Transparencia y Acceso a la Información (Víctor Alfonso Temiquel Nava), de Planeación (Erik Sugía Benancio), de Imagen Urbana (Raybel Armenta Agustiniano), de la Juventud (Crescencio Oliva Carmona), de Asuntos Jurídicos (Rafael Silva Hernández), de Ingresos (Cirilo Zaragoza Martínez), de Egresos (Juan Carlos Hernández Salinas), de Parque Vehicular (Ángel Rivero Guevara), de Relaciones Públicas (Héctor Olmedo Ayala), de Recursos Materiales (Javier Rubio), de Museografía (María de la Luz Rodríguez), de Políticas Públicas (Ciro Sánchez Añorve) y la Contraloría Municipal (Edgar de la Cruz Zamora).
Y en ellas colocó a personas que participaron activamente en su campaña política, más allá de la necesidad de esas direcciones y de la capacidad de quienes las ocuparán; son pues, pagos políticos, recompensas a sus incondicionales.
Lo paradójico de ello es que ya les tomó protesta y les dio posesión, sin que el cabildo autorizara su creación ni los nombramientos respectivos; además, tampoco se han creado los perfiles y las funciones de esos servidores públicos y hasta en los propios pasillos del palacio se rumora que no saben ni lo que van a hacer.
Este aumento de más del 50 por ciento en las direcciones y puestos de mando del ayuntamiento impactará directamente en la nómina.
En algunos casos se crearon direcciones no existentes; en otros, algunas subsecretarías se elevaron a rango de dirección, como en el caso de Ingresos y Egresos, con la consiguiente elevación de los salarios respectivos.
Otras de las creadas de plano duplican funciones entre ellas mismas y con otras ya existentes, como en el caso de Relaciones Públicas y Políticas o el de Obras e Imagen Urbana y también en el de Oficialía Mayor y la dirección de Recursos Materiales.
También se da el caso de que se crearon algunas que deberían ser subdirecciones, como debería serlo la de Museografía de la de Cultura.
Otra de las consecuencias de esta medida, de las que suelen llamarse “daño colateral”, al elegir a unos de los muchos a quienes el priísta les prometió emplear, quienes no fueron empleados maldicen y sufren su exclusión, y esperan sus premios de consolación, como ocurrió con la de Agua Potable y con la de Tránsito.
Y estos son sólo los funcionarios de primer nivel del ayuntamiento, aparte de las personas a quienes les prometió cargos administrativos y no les cumplió o no les ha cumplido.
Finalmente están los subdirectores de área (¿Magali Guzmán, en Comunicación Social?), los asesores (¿Simitrio Clavel Peña?) y hasta sus guaruras y secretarios particulares, cuyos nombres no han sido dados a conocer públicamente pero que la gente maneja en público.
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