miércoles, 20 de enero de 2010

Continúan denuncias contra judicial extorsionador en Cuajinicuilapa


12 de enero

Juan Carlos Fuentes Codallo, agente de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Guerrero (PJEG) del grupo de Cuajinicuilapa, que se dedica a extorsionar a vecinos escudado en su condición de funcionario público, ha sido y es motivo de nuevas denuncias de ciudadanos de este municipio.

A decir de una ciudadana de esta cabecera municipal, hace tres años una familia del Distrito Federal sufrió un accidente en la carretera federal 200 Acapulco-Pinotepa, a la altura del crucero de San Pedro Orizaba, estado de Oaxaca, ubicado a unos diez kilómetros Cuajinicuilapa.

En el accidente, algunos de los miembros de esa familia sufrieron traumatismos graves; posteriormente, los restos del automóvil en que viajaban fue trasladado a Cuajinicuilapa, al patio delantero de la mujer que enuncia esta acusación.

“Durante tres años estuvo esa chatarra en mi patio y no pasó nada, hasta hace unos días cuando vino ese hombre y me dijo que el carro tenía reporte de robo; yo me alarmé, y le aclaré la situación, pero él me hostigó por tres días seguidos, hasta que consiguió que yo le diera el teléfono de la familia accidentada.

“A ellos les habló y les dijo que yo me iba a ir a la cárcel si no le daban 15 mil pesos, porque el choche era robado; esa familia se espantó y vino al siguiente día; tuvieron que empeñar su casa para poder viajar, porque estaban sin dinero después de que varios de ellos tuvieron que recibir tratamientos médicos, incluso a uno de ellos se le tuvo que colocar marcapasos.

“Llegaron, trajeron toda su documentación para probar que no era robado, que ellos se lo habían comprado a la mamá de la señora y que ella no podía haber puesto una demanda; pero el hombre era necio.

“Al final, ellos se llevaron su chatarra para que yo no tuviera más problemas; y al judicial ese me imagino que le dieron sus dos mil pesos para que les diera un documento y no tuvieron problemas con el traslado del coche chocado.

“No pasó a mayores, pero, imagínate, a mí me anduvo hostigando varios días, amenazando que podía irme a la cárcel por robo; y yo le dije que yo era una persona honrada, trabajadora, que su presencia en mi casa me podía perjudicar porque durante varios días la gente estuvo viendo que él venía y venía a mi casa”.

Pero no es el único relato.

Otros hombres refieren situaciones similares, de las que fueron testigos o protagonistas, acusados por este agente de la PGJE que todavía patrulla las calles de Cuajinicuilapa, con su chaleco antibalas, en la camioneta oficial, buscando a quien extorsionar.

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