Eduardo Añorve
Cuajinicuilapa, Gro.
26 de septiembre de 2015
El tío y los hermanos de Carlos Lorenzo, en Cuajinicuilapa. Fotografía: Eduardo Añorve.
Es la tarde del 29 de octubre de 2014 en San Juan Bautista Lo de Soto, Oaxaca. El sol está apagándose y hablamos sobre qué hacer; estamos decidiendo este reportero, el cineasta Juan Carlos Rulfo y el camarógrafo que lo acompaña. Ellos están trabajando en el siguiente filme de Rulfo. Un par de días antes les comenté que uno de los estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos es originario de Huajintepec y que tenía pensado ir a ver a su familia; ahora Juan Carlos tenía en mente en desviarse de su plan de trabajo para ir a visitar a la familia de Carlos Lorenzo Hernández Muñoz. Esa tarde decidimos ir.
Llegamos a Huajintepec por la noche, los caminos y las carreteras estaban en mal estado después de las lluvias. Entramos por la calle que va de la carretera al centro para preguntar dónde vivía la familia Hernández Muñoz, y volvimos a regresar por la misma porque vivían en la entrada. En la subida que lleva a la casa de Carlos Lorenzo encontramos a un tío suyo; llegamos al patio de su casa y vimos a varias personas sentadas.
Después de intercambiar algunas palabras sobre quiénes éramos y nuestros propósitos, nos ofrecieron sillas y nos permitieron platicar con ellos. La madre de Carlos Lorenzo estaba sentada, enferma, sin ganas de hablar. La abuela y los tías y tías nos dieron datos, nos preguntaron sobre la cobertura informativa que podríamos darles; incluso, Rulfo tuvo que contactar telefónicamente a Elena Poniatowska y ponerla al habla con una de las tías para que constataran que íbamos a intentar que sus denuncias iban a trascender la región y que tendrían difusión nacional e internacional. Poniatowska se comprometió a ponerlos en contacto con Carmen Aristegui.
Posteriormente conversaron con nosotros. Rulfo pretendía grabar sus testimonios, aunque aclaró que no serían publicados inmediatamente sino que probablemente formaran parte de su nuevo documental. Así, el cineasta filmó solamente sus manos, las de los declarantes, poniendo énfasis en las voces; sus cuerpos y sus rostros permanecieron en la oscuridad.
La primera en hablar fue la abuela de Carlos Lorenzo, doña Socorro, después lo hizo un tío suyo y al final su madre, Soledad Muñoz Rodríguez, animada por las demás mujeres a explayar su rabia y su dolor y su impotencia y su tristeza y su miedo, y su dolor y su exigencia de que su hijo apareciera vivo.
Por el valor de estos testimonios, que parecen emitidos ayer y que, vistos en el tiempo, pareciera que adivinarían el acontecer de los hechos, sobre todo respecto de la actuación de las autoridades federales, Trinchera los recupera ahora y los publica, al cumplirse un año de estos desgraciados y funestos hechos.
UNO
Como madre* de los alumnos desaparecidos de la escuela de Ayotzinapa, Guerrero, pido, por favor, que venga el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, que tenga los suficientes güevos de llegar a Ayotzinapa. ¿Por qué no quiere venir? Porque sí sabe lo que hizo, lo que están haciendo. ¿A poco son animales los 43 alumnos desaparecidos? ¿Qué, no hay ninguna respuesta? ¿Quiere estar poniéndole precio a cada alumno? Eso no está bien. Que dé la cara, por favor, que venga, que venga a la escuela de Ayotzinapa. ¿Por qué se esconde, por qué niega tantas cosas? Pura mentira, pura mentira. Lo mismo, lo mismo repite. Ya no queremos chismes, que diga la verdad, que diga la verdad.
[La madre comienza a llorar al lado.]
Vivos se los llevaron y vivos queremos a los 43 alumnos desaparecidos. Por favor, le ruego, le suplico que venga, que no tenga miedo. ¿Qué, le faltan güevos? Matarlos, quitarles la
vida.
La madre de Carlos Lorenzo, en Cuajinicuilapa, exigiendo la presentación con vida de su hijo y de los demás desaparecidos. Fotografía: Eduardo Añorve.
DOS
Uno, como familiar de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, lo que exigimos es justicia y que se castigue a los responsables. Aquí, el responsable directo, por omisión o como haya sido, es el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero. Queremos castigo, cárcel y juicio político pa’ ese hombre que, sabemos los que somos de aquí, de la Costa Chica, que es un asesino serial, un psicópata. Ese hombre tiene una trayectoria también negra: mucho antes de llegar a la gubernatura... por ejemplo, el 6 de marzo de 1989, cuando fue candidato el profesor Eloy Cisneros Guillén, mató a sus paisanos aquí, en Ometepec, a nuestros paisanos; actualmente hay muchos desaparecidos. La matanza que hizo en El Charco, los alumnos que mató el 12 de diciembre en la autopista del Sol, a líderes transportistas, a líderes sociales.
Con su salida no es para que evada su responsabilidad; por el contrario, que enfrente para que se le juzgue y responda por sus actos también. Ahora sale y deja a un gobernador suplente, un gobernador títere; ese amigo no tiene el carácter, el carisma para ser gobernador que represente al estado, más bien parece un títere de ellos, por eso ellos lo pusieron. Con él no vamos a salir adelante, es más de lo mismo. Que no nos quieran dar atolito con el dedo. Queremos que aparezcan los 43 normalistas vivos, porque vivos se los llevaron, vivos los quiere uno. A estas alturas se puede esperar cualquier cosa, pero si el detalle ha sido... que digan, porque no son animales los que están perdidos; aunque sean animales, se sienten. A veces, la mascota que tiene uno se siente, contimás un familiar.
Un niño, que nosotros vimos crecer, un niño que se fue con las ilusiones de salir adelante, un niño que quiso, él, apoyar a sus otros hermanos que tiene... porque nosotros somos de familia pobre, aquí, su mamá, nosotros, vivimos en pobreza extrema aquí, en esta región de la Costa Chica donde estamos... él se fue con esa ilusión. Él... de oficio, su padre es albañil... él ya empezaba a trabajar con su cuchara; estaba haciendo un trabajo allí, en la casa, su mamá le dijo... Llegó y dijo: Tía, me voy, saqué una ficha en la Normal de Ayotzinapa, dice, voy a estudiar, quiero salir adelante. Su mamá le dijo que era muy peligroso: Allí, ese gobernador que está manda a matar a los escueleros. Dice él: No, pues ése fue caso de ellos, en este caso no va a ser así. ¡Mira lo que vino a topar: dicho y hecho! La última vez que lo vimos con vida fue como el 6, 7 de septiembre que vino por unos papeles, pa’ que a los 20 días los desaparecieran.
Le pedimos también, así, que tenga el carácter, los güevos, el valor, que venga Enrique Peña Nieto, que venga a la Normal de Ayotzinapa, que enfrente el problema. Cuando quieren los votos, cuando la sociedad, cuando el pueblo le es útil, entonces andan buscando, porque se sirven de nosotros que le servimos de escalones a esos políticos. Ahora que se enfrente, que dé la cara. ¿Cómo cuando hay desastres naturales viene? ¿Cómo anduvo por allá, por Baja California Sur, cómo pudo andar por allí y aquí no puede venir, a unos pasos? Iba a venir a inaugurar unas casas aquí, al Capricho Nuevo, Nuevo Capricho, no vino. ¡Que enfrente, que dé la cara!
Al inicio a él se le salieron las cosas del cajón, porque él dijo que era responsabilidad solamente del gobierno del estado, cuando el responsable es él por no hacer caso, por hacer caso omiso. A veces, cuando alguien presenta una demanda, una injusticia, por ser pobres nunca nos toman en cuenta, nunca. Así siempre ha sido, se evade la justicia, aquí la justicia tiene precio, aquí en Guerrero, aquí se castiga siempre la pobreza, no se castiga el delito. El señor ex gobernador ha cometido ese delito grave: desaparecer gente, matar estudiantes. Por eso, que caiga todo el peso de la ley si en verdad existe, así como han enjuiciado a gobernadores, de Tabasco, creo, y uno de Veracruz, que así también que se enjuicie a este amigo, que responda por sus actos. Que no exista la impunidad, porque aquí en México eso es lo que ha reinado, la impunidad.
Esta desaparición de los 43 alumnos ha rebasado la matanza del 68, de Tlatelolco, esto va a quedar en la historia para siempre, esto ya superó esa matanza de Tlatelolco. Y por rumores sabemos que el señor está pidiendo licencia, que se quiere ir de paseo. ¡Que enfrente, que no evada su responsabilidad! Como decimos nosotros acá en la Costa Chica: ¡Que tenga los güevos! ¡Que tenga esa decisión, ese valor, que venga! ¿A qué le tiene miedo? El pueblo lo eligió, a la gente que lo eligió no le va tener miedo, que dé la cara, que hable con la verdad, qué es lo que está pasando, qué pasa, no que nos tiene en ascuas.
Como familiares ya estamos desesperados, cansados, necesitamos también trabajar y no podemos trabajar así, al tiempo que andamos en el movimiento, en la lucha. No son animales, no son perros, los que se perdieron, son seres humanos, jóvenes con toda una vida por delante, todo un futuro. ¿Cómo se queda una madre? ¿A poco si a Enrique Peña Nieto o cualquier funcionario público le secuestraran a un hijo...? Que volteen la otra cara de la moneda, que estuvieran del otro lado. ¿Cómo dice Murillo Karam: Que no coman ansias? Si a él le secuestraran un hijo, o dos, tres hijos, y no supiera nada, también él iba a comer ansias. Que se ponga de este lado. A mí me parece una falta, y grave, de respeto para los 43 padres y madres de familia de esos jóvenes desaparecidos, de aquí, de la familia... Que se ponga en el lugar del dolor que nosotros estamos padeciendo. No comemos ansias sino queremos saber dónde están.
Hubieran agarrado a un hijo de Aguirre o de cualquiera de esos políticos, no con los hijos de nosotros los pobres... ¡Siempre pa’l pobre es tarde! Ahora parece que ser estudiante es peor que ser delincuente: corre más peligro un joven que sea estudiante que la delincuencia organizada, ellos cuentan con protección, ellos compran al gobierno, compran a las autoridades, al ministerio público, a los soldados...
Le andan dando largas al asunto, cansando la lucha, que caiga esto en el olvido, que se olviden los padres, eso lo que andan buscando. Ellos saben lo que pasó, saben lo que está pasando con los 43 jóvenes, simplemente no quieren hablar, están dando ese margen para que la lucha caiga en el olvido. Andan buscando culpables de los que quemaron el Congreso, de los que han quemado otros lugares... ¡Es el coraje, la impotencia que sentimos de no poder hacer nada! Solamente de esa manera uno saca el coraje. Y para nosotros sí va a haber injusticia. Por eso le pedimos, que nos haga justicia, y que enfrente, que dé la cara el presidente de la República. Ahorita ya no nos engañan, ya estamos despiertos, estamos en pie de lucha y no vamos a parar hasta que aparezcan vivos los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa.
TRES
Yo soy una madre de uno de los estudiantes desaparecidos. Yo, como madre, nomás exijo que me entreguen a mi hijo, que aparezca, que me lo entreguen, porque él se fue con la ilusión de ser un joven estudiante, profesionista, porque él sabía que somos una familia pobre, y él decía: Mamá, yo me voy a ir a estudiar para que yo ayude a mis hermanitos a seguir estudiando la secundaria, la preparatoria... porque él es el hermano mayor de mis cinco hijos, y él se fue con la ilusión de sacar a todos sus hermanos adelante.
* No sólo es una costumbre en esta zona de la Costa Chica llamar madre a la abuela, sino que en este caso Juan Carlos estaba muy apegado a doña Socorro, a la que solía acompañar a Ometepec a vender aguardiente.
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