LA ESQUINA DE XIPE
El ciudadano que aspira a gobernar un municipio debe
conocerlo, se presume. La ley lo exige. En el caso del partido del presidente
Constantino García Cisneros, el PRI, para cumplir con esa exigencia, el tercer documento
que pide a los precandidatos fuereños a la presidencia municipal es: “En caso
de no ser originario del Municipio, Constancia de Residencia de al menos 3
años efectivos como mínimo anteriores a la fecha de registro”. Claro que es
lo que se dice un mero requisito, porque la constancia de residencia se la dan
a cualquiera en la secretaría general del ayuntamiento… bueno, no tan a
cualquiera, sino a gente importante, como el licenciado Tino, pues. Es muy sabido en Cuajinicuilapa que Constantino no sólo
es frastero (de Huehuetán) sino que no
ha vivido aquí los últimos tres años anteriores a la elección, pero eso no
importa en Cuaji, ni en este país: la ley se acomoda a los intereses de los
poderosos… y el también presidente de los porqueros del estado lo es. Y tiene
padrinos poderosos también, por si hace falta. Y aunque la ley no lo exigiera,
el propio sentido común obligaría a gente con sentido común pedir que el
presidente conozca de antemano el municipio que va a gobernar… ¡antes incluso
de que transcurran cien días!
El 12avo documento que piden a los aspirantes a
candidatos a presidentes municipales por el PRI es “el programa de trabajo que
realizará en caso de resultar electo”. Y este requisito tiene relación directa
con el anterior: se presupone que el conocimiento de las problemáticas del municipio
y su inteligencia le permitirán al aspirante a presidente (que vive aquí desde
hace tres años) elaborar un programa de trabajo, es decir, idear y jerarquizar
y ordenar una serie de objetivos a corto, mediano y largo plazo (que no excenda
su mandato), los cuales deberán concretarse a través de actos, acciones,
decisiones, etc., que se convertirá en el plan municipal de desarrollo, una vez
que se acomode a cuestiones como ejercicios de planeación estratégica,
diagnóstico institucional e indentificación de procesos, proyectos y servicios,
definición de indicadores para el plan, revisión del marco jurídico y a la
programación municipal en sí. Lo que importa dejar en claro aquí es que García
Cisneros presentó un programa de trabajo que debe responder a las necesidades y
problemáticas del municipio de Cuajinicuilapa, es decir, ¡no va a venir a improvisar! Es más: ya fue presidente municipal y
ya tiene conocimiento de estos asuntos públicos. ¡No va a venir a improvisar!
Por eso resulta extraño y decepcionante escuchar al
presidente García Cisneros hablar y declarar en público que va a trabajar por
el bien de Cuaji… ¿como para desmentir que se sabe que va a trabajar por el mal
de Cuaji? El 12 de octubre, por ejemplo, después del anacrónico y repugnante
acto de celebración del “Día de la Raza” (¿semos
perros o cuches, que tenemos razas?), el presidente pidió a los directores de
área “que vayan afinando su plan de trabajo”. No, pos sí, al paso a que van, dentro de tres años ya tendremos plan
municipal de desarrollo. Uno esperaría –tan chingones como dicen ser– que desde
antier ya hubiesen estado en el proceso de elaboración del tal plan, que con la
misma dedicación que utilizaron para preparar sus lindos trajecitos, la
barbacoa de vaca muerta, la asistencias de sus “amigos” y “amigas” y otras
banalidades de la toma de posesión, así mismo se hubiesen aplicado a trabajar,
a partir del programa de trabajo del candidato (que realizará en caso de resultar electo), ya en funciones de
presidente electo. Lo menos que están obligados a hacer es a cumplir lo que
prometieron, pues. Y los obliga en principio su propia promesa.
Pero al ver la orden del presidente a los directores
no queda más que entender que si no van a dar banderazos de obras, sí están dando bandazos en cuanto a armar
el plan municipal de desarrollo, pues no se trata de partir de los planes
particulares de los directores sino que tienen que primero tienen que definirse
los propósitos, las estrategias, las políticas y las líneas de acción
generales, las que le dan el sentido de plan rector de la administración
municipal, y después, a partir de él se derivan las particularidades. Además de
que se nota que no están trabajando en equipo ni se pretende que así lo sea,
sino que se le pide a cada cual que actúe por su cuenta, sin entendimiento con
los demás, cuando es de sobra conocido que las áreas de una administración
municipal están relacionadas, ligadas, por lo que deben actuar coordinadamente,
en función de objetivos mayores. Por otro lado, algunas de las direcciones no
tienen definidas sus áreas de competencia ni sus funciones, ni sus titulares
tienen en claro qué les corresponde hacer, ni cómo ni cuándo ni dónde ni por
qué ni para qué, y me refiero a las 15 que crearon hace unos días. Insisto,
¿qué sentido tiene crear una dirección de Relaciones Políticas cuando se tiene
una de Gobernación?, ¿qué sentido tiene crear una dirección de Museografía, si
bastaba con asignarle un salario al director o directora del único museo que
existe en el municipio?
En el mismo sentido, el presidente García Cisneros
ya no sólo insiste en que sean los recursos económicos de los gobiernos estatal
y federal quienes lo vengan a salvar de tener una administración mediocre, sino
que ahora anda queriendo echarle la culpa a la Secretaría de Hacienda por no confeccionar
sus reglas de operación de acuerdo a las necesidades del “marginado” municipio
de Cuajinicuilapa: “Resolver el asunto del drenaje, del agua potable, del
alumbrado público, para efecto de ir disminuyendo los índices que nos coloca
(sic) en un municipio muy pobre. Cuajinicuilapa
tiene todo el potencial para estar en mejores condiciones. Lamentablemente,
donde no tenemos drenaje, agua, piso firme en las casas, son índices que nos
están colocando como un municipio con mucha marginación, cuando nosotros no lo
tenemos. Éste es un asunto que mañosamente muchos municipios no atienden
porque, desafortunadamente, es en función del grado de marginación y la
necesidad que se tiene en el municipio que la Secretaría de Hacienda determina
la cuestión del presupuesto”. ¿Es o se hace? Yo creo que se hace, para
conseguir mayor presupuesto. ¡Ríase, señor presidente! Digo, si Cuaji tiene
todo el potencial, ¿por qué no mejor se pone a trabajar y deja de quejarse? Me
extraña, amigo Tino, que teniendo
usté unos amigos tan chingones allá arriba ahora ande quejándose que pobrecito de uno, que somos un municipio marginal. ¿No lo
sabía desde antes? ¿No lleva uste viviendo más de tres años en el municipio y,
por ende, conoce las necesidades y problemáticas del mismo y hasta elaboró ya
un programa de trabajo para realizar en
caso de resultar electo presidente? ¡Así que ahora anda quejándose! ¡¡¡Ya
chole con sus quejas!!!
Bueno, señora Secretaría de Hacienda, no regañe tan
así como así a mi presidente amigo, que tiene algo que decirle, algo
propositivo: “Yo creo que debe ser a la inversa, de que haya un estímulo y
mayor ingreso para los municipios que sí estamos [dispuestos] a reducir los
índices de pobreza, y que estamos atacando (sic)
los servicios públicos para mejorar la vivienda, para mejorar el medio ambiente
y que no se siga rezagando. Los municipios con vocación indígena siguen siendo
los premiados. Nosotros también necesitamos un estímulo para poder crecer como
municipio”, dijo el mismo día 12. Que dice mi mama que siempre sí, que ya estamos
atacando los servicios públicos para mejorar la vivienda, para mejorar el medio
ambiente y que no se siga rezagando. ¿Quién te entiende, amigo Tino? Digo, ¿quién que te ponga atención
te entiende, pues? Se me hace, amigo Tino,
que no te entiendes ni tú solito. Pero, sí, de verdá, yo creo que el licenciado
Constantino está sobre pasado para gobernar Cuajinicuilapa, como que ya se
merece una secretaría federal, aunque sea la de Hacienda, ya desde allá podrá
cambiar esas reglas que lo incomodan, que lo desestimulan para gobernar bien su
municipio (concediendo que es de Cuaji, pues), que le impiden atender la
marginación local. No se me achicopale, amigo Tino, ¿o ya se le jue la juerza en la campaña, y la alegría y las
vivas ganas de servir a su gente, y ahora anda desguanzado? No se me vaya a
chapinar, tenga paciencia, es más, usté ya lo dijo, usté ya lo descubrió: Los municipios con vocación indígena siguen
siendo los premiados. Pos, ahí está: vuélvase indígena, vuelva indígena a
su cabildo (así como los uniforma), vuelva indígenas a sus directores y
subdirectores, vuelva indígena a su gente, vuelva indígenas a sus amigos. ¡Ya
chole con sus quejas! Mire que ni siquiera han pasados los cien días. Ya lo
sabe: Los municipios con vocación
indígena siguen siendo los premiados. Usté lo dijo.
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