21 de febrero
Al margen de la reglamentación existente, la bocina pública Sama de Cuajinicuilapa ha emitido en los últimos meses anuncios en horarios no permitidos y ha aumentado el volumen de sus anuncios causando molestias, particularmente a los vecinos de la zona, que se han quejado de esta situación, además de criticar que la autoridad municipal permanezca como si nada pasara.
Una vez más, el servicio de anuncios al aire que ofrece la bocina pública Sama en Cuajinicuilapa es objeto de quejas por las molestias que causa, y que los vecinos de las calles del centro manifiestan a El Faro.
En los últimos meses, cinco o seis, este servicio ha incumplido con el horario que tiene establecido para anunciar, permitiéndose transmitirlos a deshoras, provocando molestias auditivas.
“No se puede ni hablar, ni escuchar cuando anuncian; es más, ahora les da por anunciar a cualquier hora, sin respetar la hora que le toca, sin respetar el día que le toca”, comenta una vecina con relación al servicio Sama.
“Anuncian cualquier cosa y a cualquier hora; hay un reglamento que no respetan, y la autoridad parece que no se da cuenta de esta situación”, asegura un comerciante cuyo establecimiento está ubicado a unas cuantas casas de la bocina.
El reglamento al que se alude especifica que los anuncios que se realicen fuera del horario serán los que tengan carácter urgente; sin embargo, Sama ha estado transmitiendo cualquier tipo de anuncio, muchas veces sin importancia social, como debiera.
Un ejemplo de estos anuncios son algunos transmitidos la semana pasada para promocionar algunas de las actividades del DIF municipal o sobre la realización de alguna misa para conmemorar el aniversario de un fallecimiento.
Otras de las violaciones a este reglamento es el tiempo de transmisión, cuyo máximo es una hora al aire, extendiéndose hasta una hora y media.
“La autoridad debería poner orden, vigilar que se cumpla con el tiempo de anuncios y que no se anuncie a cualquier hora; a veces andan anunciando a media noche o se pasan de la hora”, comenta aquel comerciante.
Pero esta situación anómala y molestosa no parece preocupar a las autoridades que encabeza el pripanista José Guadalupe Salvador Cruz Castro, como parece indicarlo el hecho de que ni éste ni otros problemas más urgentes (la venta de cerveza en inmediaciones de escuelas, la ocupación de las banquetas del centro tanto por comerciantes establecidos como por informales, etc.) se atiendan.
Además, y seguramente, este asunto tendrá que postergarse cuando menos a que concluya la feria de segundo viernes, en cual anda aplicada la mitad de los funcionarios del Ayuntamiento, en espera de conseguir ingresos extras, de los que no se reportan ni ingresan a las arcas municipales.
Entre tanto, el presidente Cruz Castro parece que no ve ni se da cuenta de estas situaciones problemáticas, o no le interesan, preocupado más en cosas celestiales que en mundanidades.
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