[primera parte]
7 de octubre de 2013
EDUARDO AÑORVE
CUAJINICUILAPA, GRO.
Vinieron las lluvias y se inundaron varias comunidades de la zona, causando muchos daños. En un periodo de 15 días después de Manuel e Ingrid hubo una intensa movilización en la cabecera municipal de personas que ayudaron solidariamente a los damnificados, de modo espontáneo. Por otro lado, la Cruz Roja Cuajinicuilapa y otras dependencias y organizaciones pudieron formar un grupo de hasta 60 voluntarios que pudieron atender varias de las comunidades más afectas, a las que llevaron agua, alimentos calientes, ropa y medicamentos, fundamentalmente. Por otro lado, las autoridades intentaron responder también a las necesidades de ayuda, según su obligación, pero incurrieron en conductas y prácticas que poco ayudaron y sí fueron muy criticadas por la población al conocerse.
En esta primera parte de la entrevista de Trinchera con el presidente de la delegación Cruz Roja Cuajinicuilapa, él habla sobre el proceso organizativo que vivieron, sobre su metodología de atención, sobre algunos proyectos en marcha con miras a la prevención y a la dignificación de los damnificados, entre otra cosas.
-Se manifestó la solidaridad, mucha gente llevó ayuda a los damnificados, espontáneamente, en desorden, lo que no ayuda mucho...
-No ayuda mucho, pues, no hubo una metodología para la entrega. Aquí se dio ese caso: hubo gente que preparó comida y agarró y les llevó, en lo personal, a sus amigos, a sus trabajadores, a sus familiares, pero no es lo mismo cómo articular el trabajo. A unos les toca pollo, a otros les toca arroz, pero es válido. La magnitud del desastre... a nosotros nos comunicaron un día antes, y en realidad mencionaban una tormenta, categoría uno, y el ciclón estaba del otro lado, por Veracruz; aquí el problema es que nadie pensó que se juntaran los dos, que iba a ser de esa magnitud el desastre. Claro que a nivel internacional sí ya sabían ellos que se estaban juntando dos fenómenos, en la misma hora y en el mismo territorio.
El problema de esto es que hay un desconocimiento en todo el país, no conocemos las reglas para dar la respuesta al desastre. Cruz Roja... no porque tengamos la vanguardia... pero aquí, a lo cortito, nosotros siempre invitamos para capacitarse y hacemos simulacros de desastres, de accidentes múltiples, como que andamos un poquito, a veces, en fantasía, se podría pensar, y, pues, como tú dices, sí nos ven y nos dicen: “Adiós”. Pero ahora ya lo vimos, ahora ya la práctica ya la tuvimos, ahora vamos a tomar la teoría, para que de esto salgamos fortalecidos. Ya tuvimos una práctica que, a fin de cuentas, tuvimos que aprender en la marcha, todas las personas que estuvimos en esta situación. Para mí, fue una buena respuesta la que se dio.
-Hubo varias respuestas: la de las autoridades municipales, la de Cruz Roja y otros grupos y dependencias del gobierno estatal.
-Nosotros logramos conjuntarnos... como teníamos diferentes visiones, coincidimos todos. Al final, estuvimos unos diez grupos: la parroquia, Cruz Roja, Unisur, Nutre a un Niño, DIF estatal, el Ejército, Tierra Colorada, Cerro del Indio y un grupo de cuijleños cibernéticos, quienes nos conjuntamos para dar la ayuda desde el mismo lunes, ya, que pudimos salir a ver lo que estaba pasando. El párroco pudo salir el sábado y el domingo, y llegó a algunas comunidades a caballo, y él pudo ubicar bien el problema y ya nosotros, entre la noche del lunes y la mañana del martes, nos comenzamos a coordinar, a tratar de ver qué podían hacer los distintos grupos que nos pudimos unir, qué podía hacer cada quien, cada persona. En un momento dado hubo 60 personas diario, trabajando durante los 15 días, sin contar al Ejército. Aquí te estoy hablando de instalar el albergue del primer inicio, la cocina, el acopio de víveres... porque, eso sí, los víveres comenzaron a llegar casi inmediatamente... y, posteriormente, ya para el miércoles o jueves comenzamos a organizar lo que iba a ser el centro de acopio y comenzar a formar las brigadas. Pero, las brigadas... se formaron cuatro brigadas para dar respuesta desde el mismo martes, cuando se pudo pasar: una fue para llevar agua, otra fue para llevar ropa, otra para llevar comida caliente y despensas y la otra fue de medicinas. Esos cuatro aspectos se trataron de proteger en las comunidades que fueron afectadas.
-¿Qué comunidades resultaron afectadas, ¿cuáles atendieron?
-Fueron 14 las afectadas, pero El Alacrán (de Ometepec), El Arenal (de Azoyú), La Poza (de Ometepec) y El Terrero (de Cuajinicuilapa) sí resultaron muy afectadas, a ellas se les dio la prioridad, fueron el foco rojo, son las que sufrieron los mayores daños; de ahí, tenemos El Jícaro, El Tamale, Colonia Miguel Alemán, Cerro del Indio, Cerro de las Tablas, Banco de Oro, El Cuije, Comaltepec, El Pitahayo y Rancho Santiago. Íbamos a ir a Acapulco, como Cruz Roja, porque nos avisaron que nos necesitaban allí, por la magnitud de los daños, pero no había modo de pasar, así que decidimos actuar aquí. En los cursos siempre le comentamos a la gente: “Si viene un sismo muy grande, como predicen algunos científicos, empieza desde acá y agarra hasta el Distrito Federal y hay una serie de ciudades importantes que resulten dañadas, pues, al último lugar que van a venir a ver va a ser Cuaji”. Entonces, la idea es tener un sistema de atención a los desastres que sea pronto, y de los que quedaran... siempre un poquito catastrófico... empezaran a mover esto.
-Bueno, uno de nuestros problemas es que no hay continuidad de nuestras instituciones, como en el caso de las autoridades, las que, en caso de que prevean, lo hacen por el tiempo en que gobiernen, y llegan otras autoridades y echan para abajo todo, comienzan de cero, y los desastres son continuos y cíclicos.
-El problema es que la prevención tiene resultados invisibles, no tiene resultados espectaculares, y lo que pega es lo espectacular, por eso es que no funciona la prevención, es cuestión de cultura, de educación, de una serie de problemas. Y a nivel mundial. Si a nivel mundial es un problema la prevención, pues, aquí, ya te imaginarás cómo estamos.
-Sí, es un problema, pero ustedes siguen, de todos modos...
-Primero, esto es cíclico, por calentamiento global, por falta de educación, por una serie de factores, falta de infraestructura; es algo que se va a seguir dando. La gran necesidad, después de este fenómeno, es tener un sistema de atención que dignifique un poquito a nuestros paisanos, porque necesitamos... Nosotros, ahorita tenemos el proyecto de abarcar cuatro áreas fundamentales, quizás es un sueño, a corto plazo: capacitación; insistimos en la capacitación para las comunidades. Plantas de luz eléctricas, para que, en ese momento, tener capacidad de dar respuesta: ¿Qué es lo que falla? Pues, la luz; no hay energía, no hay celulares siquiera para pedir ayuda, no hay servicios en los hospitales ni en en los centros de salud. Radios y megáfonos para comunicarnos. Y material para atención pre hospitalaria.
-Bueno, si los gobiernos se van cada tres o seis años, en el caso de Cruz Roja, ustedes permanecen, y eso es bueno para fomentar esa cultura de prevención. Ya el gobierno del Zeferino intentó crear un sistema de protección civil en el estado...
-Sí. Pero si eso no se aterriza entre la gente, no va a ser posible, los aparatos quedan obsoletos, se echan a perder. Nosotros pensamos que con cosas pequeñas, unas plantas de luz, equipos de radio y megáfonos, sí podemos, pero estamos planteando en que nos involucráramos más de las diez organizaciones que estuvimos ahora. La idea es tratar de involucrarnos todos, o sea, para que dé resultados tiene que ser un trabajo en conjunto, el camino es muy largo, muy difícil, pero yo creo que sí es posible.
En ese mismo rato en que empezó a darse el problema contactamos con unos compañeros que están en Francia, y ellos inmediatamente también, con la misma premura que nosotros les pedíamos la ayuda, les transmitimos la angustia, y organizaron algo y nos mandaron dinero. ¿Para qué? Para despensas, porque todos piensan primero en despensas. Al paso de los días, que vas analizando las cosas, ves que no es así, porque había mucha ayuda en despensas. Y les propusimos a ellos que vamos a trabajar en este proyecto. Les dijimos: “Vamos dignificando a los damnificados de esta región, y que no les estemos dando despensa y despensa y despensa. Como quiera, la despensa va a llegar”.
-Claro, luego se da el problema de que la gente se avoraza sobre las despensas...
-Exacto. Nosotros la manejamos a través de un censo. Tenemos un formato de evaluación de daños, y es muy sencillo, lo manejaron voluntarios, y los daños, a nivel internacional se evalúan por qué tan dañada está la carretera, que tiempo hacías y qué tiempo haces ahora; qué estructuras fundamentales se dañaron: centro de salud, la carretera, las comunicaciones, la electricidad. Por eso resultaron que cuatro comunidades eran las muy afectadas, y de las cuatro, la prioridad era el agua, y en la primera semana se enviaron 18 mil litros de agua a repartir, con dos pipas y en botellas y en bolsas. Se hicieron equipos con un responsable de cada grupo, en caso de que fuera posible. Se repartieron casi 3 mil comidas calientes. Eso fue lo básico, y ropa, porque había gente que había perdido todo. En días, el grupo Nutre un Niño ya estaba trabajando en la recolección de víveres, y para el sábado, después de Manuel, enviaron casi 20 toneladas de ayuda, la que se distribuyó, pero ya, para entonces, nosotros habíamos comenzado a recolectar, y ya teníamos bien ubicado el problema: los lugares y más o menos lo que se estaba necesitando.
-Los políticos también repartieron despensas; ¿no se encimaron con ustedes?
-No, nosotros tuvimos la fortuna de tener 60 personas voluntarias, y fuimos a la casa a entregarlas, casa por casa, donde se podía pasar. A veces sí era en lugares públicos y otras veces les pedíamos que vinieran porque... también los compañeros tenían temor, miedo de que quedar atorados si el agua volvía a subir si llovía... dejábamos el agua en un sitio, y cuando volvíamos a venir la encontrábamos allí. ¿Qué paso? Como tú dices: no la reparten pensando que mejor la guardan de reserva mientras se toman la de la lluvia. Y los daños fueron muy focalizados: en las orillas de las comunidades...
-Sí, también esto es un asunto de economía política...
-Sí.
-Como siempre, los más afectados son los marginales. Además, porque mucha gente daba una despensa y se tomaba una foto, luciéndose, subiendo la foto al feis, sobre todo muchos políticos...
Cruz Roja Cuajinicuilapa: error, pensar que las tragedias ya no se repetirán
[segunda parte]
12 de octubre de 2013
EDUARDO AÑORVE
CUAJINICUILAPA, GRO.
-¿Y cómo bregan ustedes con eso, con los intereses de los políticos, que dan una despensa y ya se están tomando la foto?
-Bueno, eso ya es parte de... En los albergues, por ejemplo, donde ya estaba el Ejército, como el de la [escuela] Silvino, el que estaba a cargo del ayuntamiento, nosotros optamos por llevarles despensas, pero para que ellos la repartieran, o sea, a la cocina para que ellos la repartieran, se la llevamos al Ejército para que ellos le hicieran entrega a la gente. Ya están allí, no tenía caso estar repartiendo; y si habías perdido todo, no tenía caso darles despensa porque lo que necesitabas era comida caliente. Nos cachetean, pues, si le damos despensas: -Ten tu despensa. -Oye, pero no tengo ni traste ni cucharas, ni ropa ni nada.
-Pero la gente del ayuntamiento sí estuvo dando despensa a la gente que se quedó sin nada...
-Bueno, yo creo que fue el enfoque que ellos tuvieron, pero nosotros tuvimos la gran virtud de que tuvimos censo, tuvimos un mapa de trabajo, tuvimos la representación de varias organizaciones y, además, todo esto lo documentamos fotográficamente porque estamos en proceso...
-Ese enfoque fue errado, entonces, el de las autoridades municipales.
-Lo que pasa es que los políticos se preparan para gobernar en situaciones normales y no en situaciones extremas; y a veces, si en situaciones normales se te sale del huacal, pues, en situaciones extremas con mucha más razón.
-¿Y por qué, por ejemplo, Cruz Roja, que tiene cursos de capacitación para situaciones similares no capacita o capacitó a la gente de Protección Civil?
-No, nosotros somos auxiliares de los poderes: nos piden ayuda y nosotros la podemos dar. Vemos el problema y lo vamos a hacer. Ellos tienen sus métodos de capacitación, ellos saben como se capacitan, y sus tiempos, que no son los tiempos...
-Si no fuera trágico daría risa: Los de Protección Civil nomás se andaban paseando todos los días en su camioneta nueva, como bien dice la gente...
-...ellos tienen sus tiempos de capacitación, que a veces no son los tiempos de los desastres. Nosotros, lo que optamos fue por trabajar y hacer las cosas, no enfrascarnos, porque si nos enfrascamos... hubo quienes sí lo hicieron, pasaron dos o tres días y seguían enfrascados en ese pleito, en esa discusión de que ¿quién, quién, quién? Nosotros nos fuimos al trabajo, nos fuimos a la talacha, nosotros no nos entretuvimos en nada, porque eso pasa en todos los desastres. Hay quien dice: “No, ¿sabes qué? Hay que hacer esto y esto”. No vas a hacer lo que no hiciste antes. La cosa es actuar, y que se vayan sumando las gentes. A fin de cuentas, fue lo que se hizo efectivo, lo demás no era motivo de... Ahora, ¿cómo se deben de manejar los desastres? Pero, eso, ya estamos hablando de países industrializados, de comandos de incidentes...
-¿Y nosotros? ¿No podemos aprender? Sí, somos o dicen que somos tercermundistas, pero, ¿es muy difícil tener esa conciencia? Tal vez no tengamos la tecnología, pero, ¿la organización no nos ayudaría a resolver del mejor modo estas situaciones?
-Mira, ya ves que dicen que tenemos 30 años de atraso, y ahorita con los 30 años del desastre que nos echan pa’ atrás, échale otros 60 atrás, entonces, póngamos en 1950: sin carreteras, con vías de comunicación todas maltrechas. Sin embargo, yo veo cosas muy buenas: la organización que se empieza a formar, que la gente empieza a tomar conciencia, que la gente empieza a ser solidaria, empieza a participar. Y aquí la tarea es de todos. Nosotros, como Cruz Roja, lo que podemos es decir es: “¿Sabes qué? En caso de desastre tú vas a comer... tu dieta, lo que tú necesitas, son mil 250 calorías; te corresponde arroz, frijoles, un postre, y se acabó”. Pero, ¿qué pasa en la realidad? “Ah, no, a mí me están trayendo puro arroz; yo comía mejor antes”. No lo quieren. Tiene que entrar la educación, los maestros, la educación, cada quien con sus creencias religiosas. Se tiene que ir formando la conciencia. Decir: “Bueno, esto es lo que tú necesitas”. Conformando entre todos una nueva forma de pensar. “Bueno, en caso de desastre, tú tienes que aceptar lo que te están dando, y si no te pasó nada, pues, ofréceselo al otro”. Eso no lo puede hacer Cruz Roja, lo tienen que hacer los diferentes sectores, entre todos, pero para eso necesitamos un trabajo de concientización.
-Uno mira que hay resignación en la gente, como si ya se tuviera conciencia de que cada cierto tiempo va a venir el agua, va inundar las casas, se va a llevar los cultivos, se va a llevar los animales, vas a vivir en la zancudera, en medio del lodo, como si fuera natural esta situación...
-Bueno, el desastre, en términos generales, es como la guerra, uno de los grandes negocios actuales, ¿no? Los desastres generan la gran oportunidad de hacer negocios, de vender, de meter productos, y eso pasa a nivel internacional, no nada más aquí. Hablando ya a nivel global, por un lado haces guerras, por el otro la naturaleza despierta, y son formas de sacar tanta mercancía que hay a nivel mundial, el exceso, que no saben cómo vender...
-¿Y la gente afectada?
-Aquí va a ser muy difícil. La gente, cuando no le pasa nada y ve que perdió muchas cosas, ve una oportunidad para apropiarse de algo. Porque se da el caso de... Dices: “No limpio mi casa para que venga fulano y me dé algo”. Es como pasa con los accidentes: Mi carro, no lo toco para que vean cómo quedó, porque los seguros, sólo cuando te ven despedazado es cuando te van a hacer efectivo el seguro, mientras no, no te hacen caso. Pasa lo mismo, ya se hizo una cultura. Saben que en el Paulina, que en los diferentes desastres naturales van a pasar a venir a ayudarte. Para romper eso... muchas personas dicen que es imposible. ¿Por qué? Porque todos estamos abonando a eso, a que no se rompa.
El esfuerzo pequeñito que queremos hacer nosotros de dignificar las estructuras para seguir funcionando después de un desastre es casi casi un sueño, ¿verdad? No, lo que quieren es que suba todo, que haya consulta... Esos fenómenos se dan, los desastres van sacar lo bueno y lo malo de los seres humanos, y al momento en que no lo logramos interpretar nos quedamos así: “Pero, ¿por dónde?, ¿Cómo le voy a hacer?”. Ésa es una de las ventajas de que conoces... porque allí ya no te lo platican. Siempre, nosotros, decimos: “Bueno, es que la gente es así...”. Nosotros ya fuimos y lo vimos y lo hicimos, o sea, es una experiencia que todo este grupo tiene, la vivió.
-¿Tendrá todo esto que ver con el bien y el mal?
-Somos seres humanos. Yo lo percibo... y lo vivimos nosotros por horas: Las 78 horas después del desastre, la gente es espontánea, pero a medida que pasa el tiempo, empiezas a ver por lo propio, la gente se empieza a acomodar. Entonces, son fenómenos bien conocidos. Empiezas a ver las dualidades...
-Pero, en el caso de las autoridades, que están obligadas a reaccionar, suelen no ser solidarias; bueno, ahora no fueron tan solidarias sino muy egoístas y mezquinas...
-Allí hay otro punto: solidarios podemos ser nosotros, como voluntarios, como seres humanos, pero hay quienes tienen responsabilidades institucionales. Ése es otro rollo.
-Ellos deben ser sujetos a responsabilidad...
-Pues sí, pero allí yo no me meto, no me toca a mí decir: “La ley tal...”. Las responsabilidades gubernamentales, políticas, eso sí ya quién sabe cómo funcionan... Yo supongo que eso, a través de oficios, ¿no? “Se le sugiere que esté en tal lado y reporte...”.
-Layo Aguirre estaba echando chelas; aquí estaban buscando una planta de luz para dar el grito, ya habían puesto el templete...
-Yo puedo hablar mucho del aspecto solidario cuando eres voluntario; ahora, las responsabilidades, ahí sí no veo por dónde ni quién pueda poner orden... Nosotros hablamos con la embajada de Sudáfrica, que son quienes van a apoyar el proyecto que te decía, de las cuatro áreas fundamentales. En este proyecto están también los grupos de los que hablé antes. Yo lo veo un poco difícil porque cada quien tiene sus objetivos y cada quien carga sus cosas, pero la cosa es que nosotros queremos tener un banco de datos de gente que en un momento dado se haga solidaria en estos casos, y los que entren al proyecto deben tener en claro que se van a manejar con las reglas de Cruz Roja. La embajada hace la donación directamente a la Cruz Roja Cuajinicuilapa. Francia... lo mismo nos dijeron: a través de Cruz Roja Cuajinicuilapa, así lo hicieron ver.
En los 15 días que estuvimos trabajando... veo lo positivo que podemos sacar, veo que nos podemos conjuntar en otro momento de crisis. Tratamos de hacer un directorio. Ya sabemos quien sabe manejar un albergue y quien puede manejar un centro de acopio, quien sabe hacer despensas, quien sabe repartir el agua, quien conoce las rutas, quien nos presta camionetas, quien le entra día y noche; quien sabe resolver un problema, quien no me lo soluciona; y entonces, con base en eso nosotros tenemos la capacidad de... que lo vivimos, en la práctica... y que, en caso necesario, están dispuestos. Y estamos trabajando para conjuntar fotografías y documentar todo este trabajo, tanto los efectos del fenómeno como el trabajo que se hizo, como para tener una memoria de qué fue lo que pasó. Porque esto ha estado pasando repetitivamente, y los que no vivieron el Paulina no saben lo que pasó, y los que no estuvieron en el Dolores y los no estuvieron en el 2013... más adelante se va a olvidar lo que pasó; entonces, necesitamos tenerlo, estarlo, estarlo, estarlo recordando, y si no lo recordamos a través de las fotografías, bueno, la naturaleza lo va a recordar como quiera. Ésa es la idea.
Ése fue el trabajo. No te digo que fue un ejemplo: hay fallas, como en todo. Los censos también fallan, la evaluación de daños también falla. No somos profesionales. Para dar respuesta a un desastre de estas magnitudes tenemos que tener gente profesional y capacitada, poder dar la respuesta. Tenemos que tener evaluadores profesionales, gente que maneje un albergue de manera profesional, gente que maneje un centro de acopio de manera profesional, gente que maneje atención pre hospitalaria de manera profesional. El manejo del agua también tiene sus características. Sin embargo, somos aficionados, y ya estamos en esto y ahorita, pues, no queda que, con base en voluntades, agarrar los manuales... Los que ya teníamos nosotros los repartíamos, y les decíamos: “Así se hace la evaluación”, y sobre esa información. Y: “La despensa tiene 24 elementos; éste es el kid de limpieza, éste es el kid básico”, y en la práctica fue que se fue aprendiendo.
Nosotros, como Cruz Roja, participamos entre 25 y 30 personas, pero no fuimos también los 25, 30 todos los días; fueron 60 personas de diferentes grupos.
-Y no ocuparon periodistas, ¿no?
-Lo que pasa es que andábamos buscando periodistas especializados en desastre. [Risas] No, no es cierto...
-Bueno, las autoridades sí hicieron esa distinción: El subdirector de Tránsito dio orden de que no dejaran pasar la camioneta en que yo iba, en el crucero de El Terrero, pero sí dejaron pasar a un periodista con todo y carro, uno que venía de fuera, con dos y tres cámaras y bien acá...
-¡Y pasó!
[Risas]
-Tienen mentalidad muy enana...
-Bueno, sí... Pues, esto requiere mucha preparación, mucha capacitación para enfrentar... Nosotros vamos a insistir, yo digo. Es un esfuerzo modesto, pero al menos sí pensamos que sea algo que dignifique, que no sea la dádiva, que no sea la despensa, porque llega un momento que hasta ya casi chocábamos unos con otros por querer dar: “Yo traje más”. Llega ese nivel. Entonces, eso no dignifica al ser humano. Hay sociedades, hay pueblos que no aceptan esas dádivas porque saben que te humillan, ¿sí? Yo también así lo veo, desde ese punto de vista. Y, mientras, es muy válido, porque... “¿Sabes qué? No tengo”. Pero: “Ya tengo, y yo agarro mi camino”, ¿no? Una propuesta que le hicieron al grupo, a través del párroco; le dijeron: “Padre, a nosotros no nos traigan despensas, ayúdenos a comprar un mecate de cien metros pa’ poder pasar, porque nos quedamos, y siquiera para poderlos jalar”. Entonces, el mecate está incluido también en este proyecto; nos pareció más digno. Alguien dijo por ahí: “Hay que comprar una lancha”. Sabes que en ese momento ocurren las cosas, y funciona, y, pues, va a haber una buena respuesta. Y como quiera la despensa va a seguir siendo válida, la ayuda va a seguir siendo válida, pero, ya hay una forma de soportar un desastre.
Eso es parte de lo que hicimos: es un trabajo de equipo, todos conjuntamos, unos más, otros menos, metiendo ideas. Y el que no daba ideas, también; como quiera, cuando opinas y no dices cosas buenas también ayudas porque entonces dices: “¿Saben qué? No hay que hacer eso, eso no se hace; no hagan eso”. Pero al menos opinó. Es que eso es. Es cosa de tratar de conjuntar: quien pueda un poquito, quien pueda mucho, quien pueda todo el día.
-En cierto sentido, Cruz Roja cosechó un trabajo que viene haciendo desde años...
-Sí, nos sentimos contentos. Incluso, dentro del grupo de damas voluntarias, ya van haciendo, ya van mandando; y nuestros propios niños, la juventud...
-Se vuelven hábitos.
-Exacto, y con poquito sumas cosas, y la gente lo ve, y, pues, dice: “Yo también quiero”. Y a veces nomás son modas: “Yo también quiero, pero no tanto...”.
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