14 de marzo
Las sillas nuevas con las que se proveyeron las aulas recién entregadas a la escuela secundaria Lázaro Cárdenas de Cuajinicuilapa se encuentran despedazadas, además de que en esas instalaciones el drenaje y los baños están inservibles y la barda que se construye allí es deficiente, según denunciaron profesores de esa institución, molestos por “la actitud cínica” del director de Obras Públicas ante esos reclamos y por “la complicidad” del propio director de la escuela.
Molestos por una serie de irregularidades relacionadas con la construcción de un edificio de dos plantas en la escuela Lázaro Cárdenas, profesores de ella denunciaron ante El Faro que “las sillas nuevas, con las que se equiparon los salones que se entregaron en diciembre, están despedazadas, son de mala, de malísima calidad”, como resumió uno de ellos.
Aseguraron que el drenaje de ese edificio (que tuvo un presupuesto de 3 millones 760 mil 565 pesos según datos oficiales y que fue ejecutado irregularmente por la propia dirección de Obras Públicas) tiene daños o fallas de funcionamiento “porque el agua del drenaje se sale por las tazas del baño”.
Por esa razón, desde que el edificio fue inaugurado, hace menos de tres meses, “los baños están fuera de servicio”, no se utilizan.
Criticaron también que el director del plantel, Noé Rodríguez Muñoz, en contubernio con el director de Obras Públicas, Francisco Javier Zárate Pérez, hayan permitido el uno y propiciado el otro tantas irregularidades en esta construcción, en la que no existió vigilancia del comité de obras porque nunca se formó uno, y no fue sino hasta el mes pasado en que se urdió uno, el que terminó aprobando la entrega-recepción, también de modo irregular.
A principios de febrero, en una reunión de maestros, personal administrativo, directivos de la escuela y personal de Obras Públicas, se dio una discusión en la que algunos profesores reclamaron por las irregularices cometidas y permitidas, saliendo Rodríguez Muñoz a la defensa de la obra que se pretendía entregar, argumentando que había habido peores y nadie había dicho nada entonces.
En esa reunión, Zárate Pérez “se mostró prepotente, intolerante, mentiroso; casi casi andaba regañándonos por no aceptar una obra con tantas irregularidades”; por su parte, “el director de la escuela estuvo defendiendo la obra, aunque en un momento aceptó que sí se trasminó el agua en el techo del edificio”, contrariando lo que el primero se empeñaba en negar.
Finalmente, los documentos relativos a la entrega-recepción de la obra fueron firmados por la mayoría de los profesores “permitiendo que se recibiera una obra en malas condiciones”, según testimonio de uno de los reclamantes.
Estos profesores denunciaron ante El Faro que “ese fue un acto ilegal porque nunca existió comité de obras, nunca se vigilaron las obras, nunca se conoció el expediente técnico; es más, a nosotros nunca nos tomaron en cuenta, sólo ahora que quieren justificar la obra vienen a tomarnos parecer”.
Por su parte, aunque el presidente de la asociación de padres de familia (un funcionario del actual Ayuntamiento) aprobó y alabó la obra, de la que “se dijo contento”, varios padres de familia expresaron a este medio su inconformidad porque las deficiencias en la construcción podrían representar riesgos para sus hijos.
Otra de las denuncias hechas por profesores de la escuela Lázaro Cárdenas se refiere a otra de las obras por las cuales el gobierno del pripanista José Guadalupe Salvador Cruz Castro se ha sentido orgulloso, según sus propias declaraciones, es una barda que circunda la escuela, tasada en un poco más de un millón y medio de pesos.
“Se dijo que esa barda iba a tener una altura de metro y medio, cuando menos, y luego se iba a colocar la malla; pero, si te fijas, vas a ver que en varias partes la barda quedó al ras del suelo”, explicó uno de ellos, “no puede ser que nos hagan este tipo de obras”.
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