viernes, 26 de marzo de 2010

Fernando Herrera, trovador de la nostalgia

Fernando Herrera, trovador

25 de marzo

Desde su adolescencia, Fernando Herrera Cipriano ha estado jugando con la guitarra, y cantando. Descubrió que se le daba bien, sobre todo porque en sus comienzos imitaba con gran acierto a los cantantes populares: Julio Jaramillo, Los Solitarios, Los Freddys, Emmanuel, y varios tríos. En el periodo que va de la mitad de los años setenta y principios de los ochenta del siglo pasado, Fernando pulió un estilo reconocible por la tesitura de su voz y su habilidad en la guitarra. Sin embargo, el secreto de Fernando era y sigue siendo que canta lo que la gente conoce, ayudado por la permanencia de muchas de esas músicas, que parecieran ser inmunes la tiempo. Es consciente de la escasa potencia de su voz, por una suave ternura en ella la hace reconocible, incluso hasta en las chilenas o tropicales, las que canta con ese sello.

Vive en Estados Unidos, donde se ha dedicado a cantar para ganarse la vida en los últimos años, después de haber tocado para amigos en fiestas particulares y estado en tríos, para terminar tocando solo, exigido por ofrecer lo mejor suyo y consciente de que el trabajo constante es una de las herramientas para lograrlo.

Recientemente, este cantante nacido en Ometepec pero que vivió adolescencia y juventud en Cuajinicuilapa (que se ha convertido en su tierra, por su familia y por sus recuerdos), estuvo de visita y fue invitado a actuar en un acto bohemio. El Faro aprovechó para realizarle una larga entrevista, de la cual se presenta ahora la primer parte. En ella, Fernando Herrera habla de sus gustos musicales, de su influencia, de su oficio y de cómo puede conectarse con su público, de sus metas.

-¿Vienes de visita?

-Vengo de visita, para ver a mis familiares, a mis amigos, a mis paisanos, y descansar un poco, de cierta manera, del estrés de allá, del ajetreo del tipo de vida, ¿no?

-¿No te da miedo, aquí?

-No, no me da miedo.

-¿Cómo se ve desde allá, la situación del país?

-Bueno, sí se ve… allá pintan un panorama, puede decirse, algo trágico, mucha inseguridad aquí en México, los secuestros exprés, los secuestros tradicionales, diferentes tipos de cómo la gente se está expresando por la situación de la crisis, ¿no?, por el mundo en que vivimos…

-Y ya estando aquí, ¿cómo la ves?

-Bueno, digamos, a mí no me ha tocado ver ninguna parte de cerca, pero sé que existe, ¿no? Que yo tenga miedo, no; ¿por qué? Porque la gente que hace eso sabe quién tiene dinero, ¿no?

-¿Tú crees que es sólo por dinero?

-Puede ser; hay gente que puede hacerlo por traen en la sangre algo de malicia, ¿no?

-Eso se dice de la gente de la Costa Chica: Soy el negro de la Costa/ de Guerrero y de Oaxaca,/ no me enseñen a matar/ porque sé cómo se mata/ y en el agua sé lazar/ sin que se moje la riata… ¿Tú cantas esa?

Sí.

-¿Y qué opinas de esa letra, por ejemplo?

-Eso es lo bravío de la gente. Es decir, ciertas cosas, como cuando decimos que alguien viene predispuesto a ciertas tendencias. A la larga, aflora lo que trae, no sé, es parte de…

-¿Educación, nacimiento?

-Puede ser como… podemos decir: genéticamente viene predispuesto, en algunas cosas; y si el medio ambiente se presta, eso sale a relucir.

-¿Te piden esa canción?

-Algunas veces. Allá, pocas veces; solamente la gente de la Costa, se identifican. La que sí piden en otros lugares que yo he cantado, he cantado esas y otras, es La sanmarqueña, pero por la picardía.

-¿Cantas chilenas?, ¿qué chilena te gusta?

-Por ejemplo, El negro de la Costa está bien, porque traemos eso: uno puede ser pasivo hasta cierto punto, pero en un momento de defensa, en un momento de ira, de enojo, en donde cambie el estado de ánimo, uno puede cometer una… uno puede dar una respuesta violenta, en dado caso, que, por general, uno trata de auto controlarse porque trata de medir las consecuencias, ¿no?, por la familia, por ejemplo, pero, impotencia, yo creo que todos tenemos algún arranque.

-¿Qué chilena te hubiera gusto haber compuesto?

-Hay varias: Alingo lingo, como menciona estas partes de acá, se identifica uno mucho con el terreno, con la mera tierra. De los compositores, el clásico sigue siendo, para mí, Álvaro Carrillo; también está Darvelio Arredondo…

-¿Y José Agustín Ramírez?

-Él también es excelente, se me estaba escapando; esas canciones que compuso son un aporte muy grande, es uno de nuestros, con Álvaro Carrillo.

-¿Compones?

-Desafortunadamente no, no me llega eso; he compuesto una canción en mi vida, fue cuando me iba a ir a Estados Unidos por segunda vez y mi hijo se quedaba aquí, de ocho meses, y compuse una canción.

-¿Por qué no compones?

-No me llega una inspiración; yo pienso que es otro don, que la naturaleza o que Dios le da a uno, o como le puedas llamar. Aunque uno quisiera, yo creo que uno no debe forzarse para hacer algo, porque eso es crear. Yo pudiera componer, pero no me gusta cómo compongo, ¿no?

-Dices que cantas La sanmarqueña por sus coplas pícaras, sus imágenes directas…

-Mira, en el ambiente en que yo ando, en la bohemia, la gente a veces se olvida de la moral y de todo tipo de principios, cuando están tomados, cuando están tomadas las señoras, piden ese tipo de letras, que se salen de… digamos, que a alguna gente le pueden parecer grotescas, pero que causan risa y reflexión a la vez: ¿Cómo es posible, el que compone, cómo se idea esas cosas? Sobre todo el final del verso, le da una vuelta.

-¿Dónde te gusta tocar?, ¿en qué tipo de lugares?

-Por lo general donde me siento cómodo, como en casas particulares, en fiestas particulares. Voy a un lugar a tocar, me invita un amigo; por amistad, voy a tocar una hora… estoy hablando de Estados Unidos, y ya me voy, me despido y… “No, no te vayas. ¿Cuánto nos cobras?”. Es decir, hay algo que puedo transmitir a la gente, o los envuelvo en un ambiente. Ya cuando ellos están en una transición de un estado a otro, no sé cómo lo puedo llamar, cuando ya ellos dicen: “Bueno, el dinero va y viene”. Claro, yo a veces lo hago como trabajo allá, pero me gusta. Tú sabes muy bien que esto lo empezamos a hacer hace años, no con la finalidad de trabajar, esto es como un arte-oficio, una forma de ganarse la vida, pero hay que estudiar.

-Finalmente, vives de lo que quieres y te gusta…

-La otra parte que me ha conducido a esto es tocar en restauranes. Yo tengo lo pies sobre la tierra: yo no busco fama, yo no busco presumir, yo no busco dinero, mucho dinero. Busco una manera de sobrevivir, que es diferente a ser materialista, ¿no? El proceso mío ha sido lento: así como comencé a tocar para mí, después para las serenatas, después para cumpleaños, después para fiestas más grandes, para restauranes, ya, últimamente, para fiestas más en forma, después, digo: “Voy a hacer un disco” -porque mi hermano me estaba diciendo: “Mira, graba un disco para nosotros, para la casa”.

-¿Cuántos años tienes?

-47

-El proceso ha sido lento, dices…

-No, el proceso es lento, ¿sabes por qué? Uno, puede ser la inseguridad que uno tiene, pero la inseguridad me ha dado también ciertos peldaños, que uno no tropiece como mucha gente que sueña en alto. Estoy hablando de la inseguridad en términos generales, y de metas grandes, como por ejemplo, uno se mete a este ambiente… porque este ambiente es muy delicado, ¿no?, es muy celoso, si lo dejas de practicar. Entonces, lo que expresas, hay muchos tipos de gente, que les puede gustar o no lo que haces. La inseguridad viene en ese sentido: Tú vas a un lugar y tratas de agradar, pero si no le agradas a alguien, dice uno: “Es cierto, no somos monedita de oro”. Esto me ha ayudado a ser algo más sencillo, que yo espero que la gente mejor me llame, a que yo me ofrezca y diga: “Voy a hacer ciertos discos, y compongo y me voy a hacer famoso”, eso, para mí no.

-Bueno, después de treinta y cinco años con la guitarra, cuando menos debes tener un dominio sobre el instrumento…

-En esto del dominio, nunca se termina; es interminable esto; digamos que lo que yo hago… me siento que voy a la mitad de lo que quisiera yo aprender, de mis metas personales, ¿verdad? Pero, a mucha gente le parece bastante. Quiere decir que no he caminado en vano, ha habido algo.

-A veces, la gente, por cuestiones emotivas…

-…también te pueden decir: Está bien tu trabajo, o alguna gente también te puede decir lo contrario.

-La crítica…

-Hay que ver de quién viene la crítica, de qué gente. El trabajo que hago, yo estoy consciente que es un trabajo popular; al decir “popular” ahí está la inseguridad mía…

-Álvaro Carrillo era popular…

-Sí, pero, mis respetos, el señor, lo que creaba, y los arreglistas que tenía, guitarristas… esos fueron escuela. Los guitarristas que lo acompañan son jazzistas, son gente de altura. Me gustan: Sabor a mí, La señal, El andariego, yo las toco; también Luz de luna, Pinotepa… Cada vez que interpreta uno esas canciones, no sé, dice uno: “Están bien escritas; ese tipo cómo tenía tanta creatividad, qué forma de expresar, las emociones, sobre todo”.

-¿Qué músicos te gustan?

-De los grandes, Paco de Lucía, en guitarra, a quien fui a ver; el otro que tocó también con él, Aldi Meola. De ahí en adelante, algunos tríos: Los Tres Reyes, Los Tres Ases, Los Tres Caballeros. En trova, me gustan Silvio y Pablo, Fernando Delgadillo. Me gusta Eva Ayllón, una peruana.

-Jaramillo…

-Sí, Julio Jaramillo es uno de mis predilectos; está también Roberto Carlos, es uno de mis preferidos, tiene bastante, el estilo, lo que expresa, no tanta voz sino más sentimientos.

-¿Qué cantas ahora?

-Canto desde Leo Dan, Los solitarios, todavía, Roberto Carlos…

-¿Por qué “todavía”?

-Porque es la nostalgia, la época que vivimos nosotros: cómo fuiste, regresa uno otra vez; y, en algunos casos, le cambio los ritmos un poco, pero la esencia sigue siendo sus letras. Pero, también hay buenas canciones actuales, que valen la pena, nomás que lleva un poquito más de tiempo aprendérselas. Para mí, todo es de memoria, no uso cuaderno ni ningún tipo de cosas.

-¿Por qué?

-Yo creo que la emoción hay que transmitirla así, de una manera natural, que se vea que estudia uno. Yo digo: que se vea, porque, ¿te imaginas?, si uno tiene cierta inseguridad, y todavía con cuadernos, con todas esas cosas, la inseguridad va a ser más notada.

-Silvio Rodríguez, por ejemplo, canta con partitura…

-Sí, es cierto. Bueno, sus letras son grandes, son largas y tienen arreglos difíciles…

-¿Quién o quiénes son o han sido los más difíciles de interpretar?

-Bueno, Silvio; en cuanto a tríos, Los Tres Ases, Los Tres Reyes; Los Panchos son término medio, o sea, se pueden más fácil, son canciones interpretables. Tocar bossa nova, por ejemplo, es difícil.

-¿Qué te motiva para sentirte bien cuando tocas?

-Yo disfruto, ¿eh?; por ejemplo, lo que más me gusta a mí, cuando yo llego con la guitarra, si el ambiente está frío, está calmado, están esperando que yo les… no sé, que les transmita emoción, y lo que me gusta, después de eso es que… hay ciertos niveles, ciertas etapas: la gente se va envolviendo. He ido a lugares donde no hay ni una gota de alcohol y terminan borrachos pero de la emoción, de cantar; o sea, se va elevando el nivel de emoción: empiezan a corear las canciones poco a poquito. Mi estilo de trabajar es como interactivo, y transmitir energía; es decir, yo mando una señal y las personas receptivas mandan una contestación, yo mando otra y al ratito se meten al ambiente. El que no sabe cantar, como quiera sale cantando.

Será por la inseguridad, como te digo, yo no tengo un potencial de voz, entonces, de esa manera, ahora sí que me están ayudando todos a hacer mi trabajo. En muchos lugares contratan músicos, músicos que tocan banda, tocan música norteña, y quieren este tipo de música versátil: si a mí alguien me pide de José José, canto de José José, pero envuelvo a la gente. Les digo: Yo no tengo un potencial grande, pero vamos a hacer que salga la canción. Entonces, hay gente que está pidiendo una canción que no me sé completa, le canto aunque sea la mitad de la canción y se mete ya al ambiente. Claro, participando, lo hago participar. Es buena terapia para mucha gente.

-¿Qué papel juega la memoria en este trabajo tuyo?

-¡Ufff! Ese es buen punto, ¿eh? Tiene un papel muy importante porque en el momento en que una… por ejemplo, están veinte personas allí, en un ambiente, celebrando un cumpleaños y alguien pide una canción viejísima, por ejemplo Flor de azalea, de Los Panchos, otro pide Cien años, otro sale con que quiere una de Arjona, la del taxista, y son letras de… como dos páginas de letras; otro pide Cama vacía, otro quiere Bodas negras o Cruz de olvido, entonces, la memoria juega un papel muy importante porque, una vez que ya tiene uno cierta habilidad en tocar guitarra, lo único que hay que incorporar es la letra, y echarle emoción. Y no importa a veces que no sea uno el gran cantante, pero, te sabes la letra, te sabes la armonía, te sabes más del cincuenta por ciento de la canción, y estás reviviendo un disco, estás reviviendo una etapa, y la persona, esa música la tiene en el cerebro, entonces: tú le transmites, le mandas la señal, él te contesta y se va, se sigue; la persona queda contenta, ¿no? Entonces, es muy importante.

En mi caso, yo que me he decidido a ya no trabajar en fábricas allá, en Estados Unidos, que es lo más crítico, que uno no… los estudios allá no… hay que volver a re estudiar, ¿no?, es un proceso muy largo, preferí mejor estudiar diario letras, es un ejercicio de memoria, de diferentes canciones que me gustan a mí, y estamos hablando desde Chico Che, de Mike Laure, todo lo que te digo, Roberto Carlos, Los Freddys, porque me llenan a mí; hay veces en que yo no necesito poner los discos, yo mismo he cantado todas esas canciones, pero sí hay que repasarlas porque si no se olvidan.

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