Avivan conflicto en escuela de El Terrero disputas entre supervisora y sub-coordinador de Servicios Educativos

María Isabel Villa López

23 de marzo

El pasado martes 16 de marzo, una docena de padres de familia “tomaron” las instalaciones de la escuela primaria Nueva Luz de la comunidad de El Terrero, municipio de Cuajinicuilapa, para “repudiar” la supuesta imposición de la profesora María Isabel Villa López “como directora”, después de haber sido cambiada de esa adscripción por conflictos políticos y escolares hace siete años; esta situación de conflicto fue avivada ahora por las pugnas entre el sub-coordinador de Servicios Educativos de la Costa Chica y la supervisora de la Zona Escolar 037.

Antecedentes del conflicto

En 2003 la profesora María Isabel Villa López, directora de la escuela Nueva Luz, y todo el personal educativo fueron cambiados de ese lugar de adscripción para resolver un conflicto que involucró a padres de familia, partidos políticos y maestros.

De acuerdo con la versión de la profesora cuestionada, llamada familiarmente Tita, ella fue acusada por haber solicitado y recibido apoyo económico del candidato del PAN a la presidencia municipal, Alejandro Marín Mendoza, por retener boletas de calificaciones de alumnos y por actuar autoritariamente, entre otras.

Antes de responder a ellas, argumenta que eso quedó en el pasado y que ya fue juzgada y castigada, por lo que es risible y vergonzante que ahora pretendan juzgarla por lo mismo.

Reconoce que, en efecto, hace años actuaba de manera estricta, para procurar la calidad educativa de los alumnos y la excelencia en la escuela Nueva Luz; sin embargo, ahora ha aprendido a ser más tolerante, más humilde y pone de ejemplo los resultados logrados en la escuela de Rancho Santiago, a donde fue confinada en castigo: “En Rancho Santiago he sido profesora, administrativa y todo, y los resultados no me dejan mentir, como bien lo sabe la supervisora, como lo saben las autoridades educativas, como lo saben mis compañeros maestros y los padres de familia”.

Y responde a los cuestionamientos: “A los alumnos de la Nueva Luz beneficiarios del programa Oportunidades, por ejemplo, yo les exigía que fueran uniformados, con zapatos, aseados y limpios; que se viera ese cambio en su situación, esas mejoras, como pretende el programa, pero me equivoqué, fui muy exigente en ese caso, quise que se tuvieran resultados positivos para ellos, pero aquí no se puede.

“Eran tiempos electorales, y nuestra escuela tenía muchas carencias; en la región se acostumbra pedir apoyos a los candidatos, quienes en ese momento dan ayudas para congraciarse con la gente; nosotros le pedimos a todos los candidatos, pero quien nos apoyó fue el del PAN, Alejandro Marín, y nuestras simpatías se volcaron hacia él, porque sí ayudó a nuestra escuela, y mucha gente también lo apoyó, aquí sacó muchos votos, y eso no nos lo perdonan; otros candidatos no lo hicieron, no nos ayudaron, y después su gente nos lo cobraría, en este caso, fueron los priístas, acusándonos de estar favoreciendo a un candidato.

“Esta situación fue aprovechada por unas maestras de fuera que ya querían irse de esta escuela, y azuzaron a la gente para hacer un movimiento en mi contra; me fueron acumulando cosas, como la acusación de que yo no entregaba los documentos de los alumnos a fin de curso; en este caso, las veces que lo hice fue a petición de la propia directiva de los padres de familia, quienes me pedían que no se los entregara a aquellos hijos de quienes no habían cubierto las cooperaciones que ellos mismos establecían o que no hubieran dado las fajinas.

“Incluso, hubo un caso de duplicidad de maestras que provocó que no se entregara la documentación a tiempo a los alumnos, porque teníamos una maestra de sexto que pagaba el Ayuntamiento, en el periodo de Constantino García Cisneros; después, vino una maestra por parte de la SEG para cubrir ese mismo grupo; se hicieron dos grupos, uno para cada maestra; cuando llevé a Cruz Grande las boletas, me rechazaron las firmadas por la segunda maestra, así que tuvimos que volver a hacer esa documentación, y luego buscar a la primer maestra, que era la que aparecía registrada en Cruz Grande, para que las firmara; todo eso retardó la entrega, pero lo utilizaron para culparme de que no quería entregarlas; aparte de eso, la maestra no entregó rápido esa documentación.

“Bueno, hace siete años me sometieron a un juicio las autoridades de la SEG, por quejas de los padres de familia, y en su dictamen resolvieron cambiar a todo el personal de la escuela, por conflictos en los que se mezcló la política, como dije; es decir, las acusaciones que me hicieron en ese tiempo, ya fueron superadas y no pueden ahora acusarme por lo mismo”.

Las peripecias de la profesora Tita

Luego de pasar un sinnúmero de peripecias desde hace siete años, en los cuales ha sido movida varias veces de lugar de trabajo, con 29 años de servicio a cuestas, la profesora Villa López reconoce que ha sido objeto de una maquinación de la supervisora de la Zona Escolar 037, Salvia Justo Piza, en su contra a través de una serie de decisiones y manipulaciones que llevaron a una decena de padres de familia a “tomar” la escuela primaria Nueva Luz.

“En ese entonces y por ese motivo, a mí me pusieron a disposición de la supervisión escolar, con sede en Cuajinicuilapa, donde, durante el primer año me pusieron a hacer aseo, a lavar los baños, a barrer y trapear, y lo hice, acepté hacerlo para evitar problemas; después, la supervisora me mandó a Rancho Santiago, donde trabajé y di resultados; luego, me volvieron a poner a disposición de la supervisión, y después me regresaron a Rancho Santiago. Me han traído de aquí para allá, y no es justo.

“Todo este tiempo he estado pidiendo mi cambio a El Quizá o a El Terrero, para estar cerca de mi casa, pero nunca me lo habían dado, a pesar de que la supervisora siempre habló y habla de tener buena disposición para conmigo; incluso, me prometió que podría cambiarme a Cuaji, a la IMA I, pero de pronto resulta que existen acuerdos de esas escuelas para rechazar un cambio mío: ¿Cómo puede ser posible si no me conocen, si no me han visto trabajando? Como que está raro el asunto, ¿no?”

Sobre un movimiento administrativo que detonó el conflicto, la maestra Villa López explica: “A principios de año, en febrero, sin siquiera pedírselo y después de que me lo había negado muchas veces, la supervisora me dio mi cambio a El Terrero; yo lo acepté, emocionada, pero no sabía lo que había detrás de esa decisión”.

De acuerdo con la profesora Tita, ella llegó de nuevo a la Nueva Luz por una decisión sorpresiva de la supervisora, la cual, incluso, no la consultó; solamente le informó que ya estaba su cambio a El Terrero y que se presentara a trabajar.

“Resulta que una maestra que estaba en Montecillos [municipio de Cuajinicuilapa] y era de Igualapa hizo una permuta con otra, también de Igualapa, pero aunque la primera se fue a Igualapa, a Montecillos no llegó la otra; al poco tiempo, llegó a Montecillos una maestra, que vive en Ometepec; al poco tiempo, fue cambiada a El Terrero, pero no llegó cuando le dieron su cambio; esta maestra es recomendada de None [Atenógenes Vázquez Rodríguez].

“Después de una semana sin maestra para el grupo de sexto, a mí me mandó la supervisora a cubrir ese grupo, a fines de enero; después de que llegué yo, la profesora de Ometepec llegó a ese que era su grupo, y a mí me mandaron con alumnos de primero y segundo; a veces, yo la apoyaba en ponerle dinámicas de trabajo a sus alumnos; trabajábamos en coordinación”.

Paralelamente, con el regreso de la profesora Tita, sus antiguos enemigos locales, encabezadas por María Candela Serrano, “repudiaron” su regreso, informados que fueron de que regresaba “como directora”, hecho que ella explica así: “Yo se los aclaré a algunas madres de familia en una reunión en público, que yo no venía como directora sino como maestra, que si en la orden que me dieron viene escrito que soy directora es porque tengo esa clave, y esa clave no me la pueden quitar, aunque sea una maestra; en esa ocasión, ellas traían una copia de ese documento, que les dio la supervisora; por eso me quedó claro que quien estaba alimentando este conflicto era ella”.

De acuerdo con la profesora Tita, dos integrantes del comité de padres de familia fueron a ver a la supervisora para pedir que no continuara dando clases en la Nueva Luz y ella les pidió un documento donde se plasmara la inconformidad de los padres de familia, mismo que debía estar firmado por la autoridad local, en este caso, la Comisaria Reyna Ventura Parra, hecho al que ésta se negó.

Además, también le pidió al director de la escuela que hiciera un documento similar e inventó “que yo había sacado a la profesora de sexto año de los cabellos de su grupo”; al respecto, de acuerdo con vecinos de El Terrero, no hubo ni ha habido pleito alguno entre ambas.

“La maestra Salvia anduvo insistiendo a las madres de familia que me ven como enemiga para que exigieran mi salida, pero sólo unos once padres y madres las siguieron y tomaron la escuela; si nos vamos a eso, hay más padres que apoyan mi trabajo, que apoyan que me quede, pero yo no voy a manipularlos para que hagan algún movimiento a mi favor como sí hicieron los otros”.

Conflicto en espera de solución

El martes 16, una docena de padres de familia “tomaron” la escuela; al sitio llegaron autoridades educativas encabezadas por Osciel Trujillo, jefe del Sector 06 de Educación, y se entrevistaron con ellos; después de escucharlos, quedaron en resolver el conflicto la semana pasada; sin embargo, un cierre de las oficinas en Cruz Grande lo ha impedido.

Asegura la profesora Tita que el jefe del Sector 06 se dirigió a ella al final de la reunión tenida ese martes para asegurarle que tendría que castigarla; en defensa, ella arguyó que su trabajo la avalaba, y él respondería que no tenía quejas de su trabajo, sino al contrario, pero que existía inconformidad de esos padres y madres de familia.

En defensa, la profesora cuestionada argumentó: “Si hacemos cuentas, a mí me apoyan más de treinta padres de familia, ¿y qué con ellos?”, pregunta ésta que no sería respondida.

Por cierto, El Terrero está considerada como la comunidad más conflictiva del municipio de Cuajinicuilapa.