lunes, 10 de mayo de 2010

Editan disco en homenaje al músico cruzgrandeño Eulalio Gallardo

6 de mayo

Don Eulalio Gallardo Carmona es uno de los músicos vivos de la Costa Chica más emblemáticos: compositor e intérprete de diversos sones, viñuetes y gustos, fue homenajeado el pasado 27 de octubre del año pasado; con ese material musical, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) editó recientemente un disco compacto que incluye a Los Gallardo, Los Cimarrones y los Fandangueros de Tixtla.

16 canciones son las que integran el disco compacto Sones, chilenas y corridos, en homenaje al músico cruzgrandeño Lalo Gallardo, editado por el CNCA a fines del año 2009 y puesto a la venta hace unos meses: El son del cardenal, Viñuete a Don Eulalio Gallardo, Las abajeñas, El verde, La calandria y Déjala que vaya, interpretadas por el grupo que lidera el homenajeado, Los Gallardo.

Por su parte, Los Cimarrones, de San Nicolás, municipio de Cuajinicuilapa, interpretan los corridos: Macedonio Marcial, Gilberto Vargas, Lupe Baños, Las Ánimas, El Gallo de Las Garzas e Ignacio Remedios.

Y los Fandangueros de Tixtla interpretan: El limoncito, El grano de oro, Las pelonas y La samba chucha.

Don Eulalio Gallardo es un músico nacido en Playa Larga, municipio de Florencio Villarreal o Cruz Grande, donde nació el 11 de febrero de 1935, y durante muchos años (desde principios de los años setenta del siglo pasado) se ha dedicado a interpretar y componer y recomponer sones, viñuetes, gustos y uno que otro corrido basado en la larga tradición de estos ritmos en la Costa Chica.

Una de las características del grupo Los Gallardo –que actualmente se compone de cuatro músicos: don Lalo Gallardo (guitarra), Vicente y Eduardo Gallardo Garibo (arpa y jarana, respectivamente) y Joaquín Gallardo Santos (cajón de tapeo)– es el uso del arpa en sus interpretaciones.

En la familia Gallardo el arpa se ha tocado desde hace décadas, y según se conoce o se recuerda, el iniciador de esa tradición fue Sixto Gallardo, bisabuelo de don Eulalio Gallardo, sin que se sepa dónde y cómo aprendió a tocarla.

Ese legado musical tuvo eco al aprovechar el talento de los subsecuentes músicos: Porfirio Gallardo Valdivia y Eduardo Gallardo Tornés, abuelo y padre de don Lalo; después de éste, sus hijos y nietos han utilizado con arte y elegancia el instrumento, como él mismo, como puede verse en varios de los discos que han grabado.

A su padre, don Eduardo Gallardo Tornés, se le atribuye haber introducido en tiempos modernos el uso del arpa en los sones de tarima tixtlecos, aunque también se afirma que estos comenzaron a tocarse a partir de la imitación de los sones costeños o de artesa

Uno de esos discos es el titulado Los Gallardo. Música de la Costa Chica, editado en 2001 también por el CNCA, donde puede apreciarse la maestría en plenitud de facultades musicales y vocales de Don Lalo y Los Gallardo, sobre todo en piezas como El gusto corriente, La gata relaja, Minuete [viñuete] sin nombre y La iguana, o en otras de corte lírico como Asómate a tu ventana, Mucho te quiero, linda y Un cruel destino; mención aparte merece el Son del diablo, donde solamente se utilizan el cajón y la guitarra.

A diferencia de otras grabaciones, en el disco Sones, chilenas y corridos el sonido en vivo no transmite las excelentes notas y tesituras de la música de Los Gallardo, lo que es entendible y justificable; sin embargo, es un disco que puede disfrutarse placenteramente.

El cuadernillo que lo acompaña adolece de un texto adecuado y suficiente para acercarse a los intérpretes y para entender mejor el sentido del homenaje; en su lugar, se presenta una serie de ideas sin rigor metodológico, basadas más en la anécdota que en hurgar en las largas raíces de estos géneros musicales y en las letras de algunos sones, donde aparecen giros idiomáticos del castellano antiguo, de los siglos XV y XVI, como el voceo o algunos vocablos considerados como arcaísmos por el diccionario.

Tampoco se ofrece una visión de conjunto de esta creativa familia costeña y su quehacer de décadas en el terreno de la música, las letras y el baile, porque en algún tiempo algunas de sus mujeres acompañaban estos ritmos con su gracia y elegancia corporales.

Su distribución, como siempre ocurre con estos productos culturales fabricados por las instituciones gubernamentales, es escasa en la zona de la Costa Chica; en Cuajinicuilapa, por ejemplo, es vendido casa por casa, cliente por cliente, por uno de los participantes en el homenaje, Tiburcio Bucho Noyola, de Los Cimarrones.

Este hecho es lamentable porque Los Gallardo es uno de los grupos musicales más importantes en la cultura afroindia de la Costa Chica, y merece mejor trato y su obra debe ser motivo de disfrute y conocimiento y reconocimiento, particularmente de don Lalo, quien canta versos tan preciosos como: “Yo ya no puedo/ soportar esta pasión, yo ya no puedo/ soportar este dolor.// ¿Cómo quitarle/ al campo su rocío?/ Ven a quitarle/ el murmullo al río,/ ven a quitarle/ a mi pecho esta pasión,/ ven a quitarle/ a mi pecho este dolor”.

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