Tan evidente era, lector vidente, que hasta este escribano maldecido por su presidente lo vio: los priístas quieren a Lázaro Mazón Alonso como enemigo en las elecciones de enero, donde se definirá quién ha de gobernar el estado de Guerrero los años venideros. El enemigo más débil, quieren, procuran, buscan, fabrican. Pero no son tan ingenuos como para elegir a Jiménez Rumbo porque saben que tiene muy pocas, escasas, ningunas posibilidades y probabilidades de ganar una elección. Disgrego, lector ocioso: ¿habrá ganado alguna vez una elección en su vida el senador del PIG? Quede la duda para la ignorancia. En fin. Lázaro tiene posibilidades de ser candidato por su partido, el PRD, sobre todo si le quitan del camino a un diputado federal, aunque tiene escasas probabilidades de ganar una elección para gobernador. Es el cálculo de los priístas. Saben que Ríos Píter, el candidato del gobernador Torreblanca Galindo, tiene posibilidades y probabilidades, tanto de ganar la candidatura de su partido, el PRD, como de ganar la elección constitucional e instalarse como gobernador sucesor de su padrino. A él se percibe como el candidato a vencer, pero, adelantados como ellos solos, no quieren hacerlo en las urnas por miedo a que se les aparezca el jaguar, sino antes, en la mesa del atarantado Instituto Electoral del Estado de Guerrero. No atarantado, corrijo, sino enmañado, porque cuando quieren hacer las cosas las hacen, en tanto, dejan que todo pase mientras cobran sus emolumentos caros, ¿y negocian sus resoluciones? Por cierto, sus amenazas no le quitan el sueño a nadie. En abono de esto último, se acaba de hacer público que el ingenuo Ríos Píter, ¿o lento?, ya se deslindó de la estrategia de marcar su “territorio jaguar”. Error fatal, eso de negar la cruz de su parroquia.
Los perredistas de Ríos Píter también saben que el candidato a vencer es un bandido de apellidos Añorve Baños, gobernante de Acapulco, chaparrito, pelón y de ojos miches. Ambos candidatos a ser candidatos, a quienes parecen favorecerles las fuerzas dominantes en sus respectivos partidos, han sido demandados ante el Instituto por hacer campaña anticipada. Es una bufonada que el Instituto haya dado entrada a esas demandas, toda vez que hay un montón de presuntos violadores de sus disposiciones actuando impunemente, a la luz del día y de los medios de comunicación, haciendo campaña, y ante ello el árbitro parece ciego y sordo, al estilo de El Chupacabras Salinas. Y en el colmo del cinismo, todavía amenaza con actuar dentro de diez días o algo así, como si no hubiesen estado haciendo campaña desde hace meses muchos de los presuntos candidatos. De risa tonta: “Tienen diez días más para seguir violando lo inviolable, o si no nos los chentamos con el petate del muerto o con el fuego de San Telmo”. Aclaro, lector confundido: el término “precampaña” aplicado a estas lides es un hipócrita eufemismo para no nombrar las cosas por lo que son. “Actos adelantados de precampaña”, “proselitismo encubierto”, también les dicen. ¿O alguien tiene dudas de que Añorve Baños, Aguirre Rivero, Mazón Alonso y Ríos Píter han estado haciendo campaña desde hace buen tiempo para ser nombrados candidatos de sus partidos y, en caso de ganar, llegar a gobernar el estado? Sólo el IEEG. Como todos han negado estar haciendo campaña anticipada, será que el Instituto sí les cree. En la sima del absurdo, el Instituto ha definido su calendario para el proceso electoral venidero del siguiente modo: Desde el 15 de septiembre, los partidos podrán elegir a sus candidatos, quienes se registrarán a partir del 15 de octubre; del 1 de noviembre hasta el 27 de enero de 2011 se podrán hacer las campañas. Es decir, apenas se abrirá el espacio para las “precampañas”; y en los hechos, ya se han gastado miles, cientos de miles, millones de pesos en ellas –dinero del erario, por supuestamente.
Lázaro Mazón es un político de perfil bajo, incluso, es un político sin mucho arraigo entre los perredistas y entre la población, excepto, tal vez, en su zona de origen: el norte del estado. A pesar del espaldarazo de López Obrador, no parece que su figura política crezca en estos meses, ni aunque los partidos del Trabajo y Convergencia se le sumen, sobre todo porque las posturas políticas y ciertas decisiones de AMLO han venido a confundir más que a definir un rumbo o una idea a la cual sus simpatizantes puedan adherirse, como ha quedado claro particularmente con las alianzas con el PAN promovidas por gente cercana a él. Es decir, las voluntades y el trabajo que pudiesen sumarse a las aspiraciones de Lázaro por esta vía son pocas; y una de las razones es que el lopezobradorismo parece ser un movimiento fantasma, construido de nostalgias y buenos deseos antes que de estrategias organizativas y actos concretos, encaminados a armar una estructura electoral y política, por ejemplo; además que no existe una clara identificación, percibida por la gente, entre el senador y el ex candidato a la presidencia de la República.
Mazón Alonso tampoco cuenta con las simpatías de Zeferino, quien dispone de dineros y de la estructura del gobierno, o de una construida a partir de él, para influir en la contienda. La animadversión de Zeferino contra Lázaro ha sido y es añeja y evidente, y es más probable que, de ser éste el candidato del PRD, esa enemistad crezca y aquel combata sus aspiraciones, para impedir que llegue a gobernar, porque si esto ocurre, de seguro (como dicen ellos: “El que me la hace, me la paga”) puede ser que lo persiga y lo castigue. Mazón Alonso tampoco cuenta con dineros ni con recursos que le permitan tener una estructura electoral eficiente y consolidada para enfrentar a un partido como el PRI, que dispondrá de dineros, mapaches y recursos para arrastrarlo y sepultarlo políticamente en las urnas, como recientemente hizo en Yucatán con el PAN. Es obvio que ni aún leyendo estas disquisiciones, y creyendo en ellas, el senador dejará la contienda por abanderar al PRD, él, que se dice perredista cien por ciento o fundador del PRD o perredista de verdad (discurso, a fin de cuentas, y como tal, mentiroso o engañifa, porque ello no garantiza nada, menos el triunfo). La pregunta que me respondo es: ¿qué busca, qué pretende, qué quiere el senador? Es evidente que quiere ser candidato de su partido y, posteriormente, gobernador del estado. Es un hombre pragmático, de trabajo, y seguramente conoce bien las probabilidades en su contra, y las posibilidades a su favor, y creo que apuesta a éstas. Mi diagnóstico es que de ser candidato, sólo será candidato, como buen perredista, que se mata y mata (metafóricamente hablando) por ganar las internas, aunque en la constitucional lo destripen. Tal vez por eso se ha aliado con Jiménez Rumbo, con el PIG, porque ellos son expertos en estas batallas. En Cuaji, esa alianza les ha permitido repartirse la dirección del PRD, de la que se sienten ufanos, porque se impusieron a perredistas que no apoyan a los senadores guerrerenses del sol azteca. Ha olvidado ya el senador igualteco los desagravios que cometieron contra suya en este municipio hace años, cuando era candidato, y de seguro lo veremos en días próximos pasearse, sonrientes, codo con codo con doña Avón, experta también en ganar internas y perder las de verdad, las constitucionales. Se ubica así, Lázaro más cerca de Chavarría de lo que tal vez pensó, y hasta se parecen en su afán de procurarse una posición de fuerza para negociar la permanencia en la nómina pública. Sospecho que si los priístas lo quieren a él, Lázaro sólo se quiere a sí mismo, como buen político.
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