lunes, 10 de mayo de 2010

Tirando oro líquido


Agua que no has de beber, no la hagas correr

Refrán no popular

Ahora que un amigo del barrio del Panteón bromea pidiendo igual trato que al católico presidente de Cuajinicuilapa ahora que pretende meter una toma de agua a su casa [que la gente de Agua Potable y Alcantarillado también vaya a hacer la excavación], y que el calor se eleva, pienso en la riqueza que tenemos en mano y cómo la desperdiciamos, inconscientes como somos, irresponsables, irresponsables, irresponsables. Estamos sobre mantos freáticos abundantes. En la cabecera municipal, aunque existe servicio de agua entubada, muchas de las casas tienen en sus patios pozos de agua. Esta condición hace posible que la gente crea y actúe como si el agua fuese de su propiedad: Es mi pozo, es mi agua. Entonces, por considerar como propia el agua, se acude al supuesto derecho que da la propiedad del terreno para disponer del agua como se le antoje al dueño, incluido el derecho de regarla hasta el absurdo. Es absurdo, absurdo, absurdo. Y si tienes toma de agua, el pretexto es: Yo la pago, yo puedo utilizarla como se me venga en gana. En mi pueblo la gente cree que para mitigar el calor hay que regar agua, sobre todo en las horas en que la temperatura es más alta. Es posible ver, con demasiada, excesiva frecuencia, cómo la señora, el señor, el joven, la muchacha, el niño, la chamaquita enciende la bomba o le abren la llave, agarra la manguera y riega la calle, el pavimento, el suelo, que se encuentran expuestos al tremendo rayo del sol, para mitigar la calor. En alto la manguera, la gente se acomoda para barrer las banquetas, los pisos, el suelo mismo. Estúpidos actos, irresponsables, absurdos: cotidianos. Educación jodida, la nuestra, la que nos ha hecho inconscientes de estos actos de desperdicio: tirar el agua, el precioso líquido que permite la vida.

Pregunto, lector-consumidor de agua: ¿Sabes que se predicen guerras para este siglo por el agua? Hace tiempo, Joan Manuel Serrat escribió una canción sobre el mar Mediterráneo, donde auguraba que el mar lo vería ser enterrado después de muerto. Con los años, el autor y cantante español se vio obligado a desdecirse, a reconocer que no era el mar quien lo vería ser enterrado sino que nosotros, los humanos, estamos enterrando el mar, destruyéndolo, aniquilándolo. En Cuajinicuilapa, y sospecho que en toda la Costa Chica, y en el estado de Guerrero, y en todo el país, cuando menos, todavía no somos conscientes de la desgracia que significaría acabar con el agua dulce, el agua que necesitamos, los animales, para vivir, que necesitan las plantas para vivir, que necesita el planeta para refrescarse, para purificarse, para continuar existiendo, ciclo tras ciclo. El agua es un recurso limitado, a pesar de ser renovable, y que suele parecer abundante en las épocas de ciclones y huracanes. Uno de los problemas que nos ha llevado a vivir en una situación de crisis, la escasez del agua, a nivel planetario, es la mala administración del uso del agua. La ONU asegura que un individuo requiere 50 litros de agua diarios para realizar todas sus actividades (beber, bañarse, cocinar, entre otras). ¿Cuántos litros gastas tú, lector-consumidor? Platico con una joven y me asegura que utiliza tres cubetas para bañarse, y dice no desperdiciarla, y no cree cuando le digo que yo uso entre media y tres cuartos. En fin. Será que somos distintos.

En zonas como la Costa Chica, donde tenemos varios ríos, uno de los usos fundamentales que se le da al agua es la agricultura. En Cuajinicuilapa, por ejemplo, donde se tiene un sistema de canales de riego para las zonas bajas perteneciente al Distrito de Riego 104 (DR-104), el desperdicio de agua es espantoso: los canales están rotos, azolvados, y por fugas, filtraciones y evaporación, el 40 por ciento de esa agua se pierde; el 25 por ciento se pierde entre la regadera, al borde del canal, y la parcela, y las causas de la pérdida son atribuibles al usuario; sólo el 35 por ciento del agua “producida” se aplica a la parcela. Traigo a cuento estos datos del año 2006 para ejemplificar cómo se administra mal el agua del Río Cortijos, donde se invirtieron cuantiosos recursos públicos para utilizar productivamente, en la agricultura, el agua de ese río. Para la ganadería, desperdiciamos también agua: pastura, zacate, es la solución tradicional a las necesidades de alimentación del ganado, y el pasto es un gran consumidor de agua. El beneficio real, es decir, si se pagara el verdadero costo del agua la ganadería sería insostenible, al menos la forma en que se ejerce la ganadería entre nosotros. En los métodos de riego comunes, como el bombeo, el agua que se utiliza para la agricultura es excesiva, porque se riega a granel. En fin, lector, sospecho que tú conoces, ves cómo tiran y tiras y tiramos agua, sin acongojarnos.

En los últimos años, con el señuelo de la salud, la venta de agua se convirtió en un negocio muy rentable: hay quienes hacen riqueza de esa propiedad que es de todos, y poco hacen por educarse, para educar a su personal, mínimamente, para cuidar el agua sin desperdiciarla, para tener instalaciones con dispositivos y medidas para ahorrar o reducir el gasto de agua. Ni las autoridades vigilan esas irregularidades [nomás por no dejar anoto que el señor presidente de Cuajinicuilapa tiene un negocio de esos, así que ni por error se han de asomar los supervisores por ahí]. El problema del desperdicio del agua es grande, muy grande, vital. En los últimos treinta años hemos secado los arroyos que circulaban este pueblo y los hemos convertido en basureros o drenajes [de esto puede dar muchas señas un mentado Francisco Javier Zárate Pérez, quien, también pa no dejar, como buen “ingeniero” e ingenioso tuvo la puntada de meter agua sucia entubada en el cauce por donde corre, cada vez menos, el agua dulce, y ni quien diga nada: todos felices y contentos en este gobierno]. Apelaría al sentido de solidaridad, al de humanidad, al instinto de conservación de la especie, pero noto que es un tema que pasará de largo, que se irá en banda, que, una vez más, no le importará a nadie, porque este problema no es sólo de nuestras jodidas autoridades [que hasta a no robar agua se dedican], es de todos, de todos, de todos. Pero veo que no somos colectividad, no somos comunidad, no somos humanos, somos individuos, mezquinos, tacaños, inconscientes, irresponsables, que creemos y actuamos sólo para resolver nuestro problema, y lo demás vale madre.

No hay comentarios:

Seguidores