2 de mayo
Néstor Morga Mariche y Maximina Rodríguez Lorenzo fueron encontrados muertos por impacto de bala el pasado viernes 30 de abril, dentro de la caja de una camioneta abandonada en una brecha, a un kilómetro al sur de Cuajinicuilapa, sin se conozcan los móviles ni la identidad de los asesinos ni las circunstancias del crimen.
Néstor Morga Mariche era originario de Río Grande, estado de Oaxaca, y residía en Santo Domingo Armenta, comunidad de ese mismo estado y cercana a esta cabecera municipal; tenía 34 años de edad, aproximadamente, y laboraba como mecánico de automóviles en Cuajinicuilapa.
Maximina Rodríguez Lorenzo, de 16 años de edad, era originaria de la comunidad Guadalupe Victoria, del municipio de Xochistlahuaca, y trabajaba en Cuajinicuilapa en cantinas y establecimientos similares desde hace dos o tres años.
Según informes oficiales, ella recibió 2 impactos de bala en la cabeza; él, también en la cabeza, 3 impactos de bala, y un orificio en la mano izquierda; todos los disparos se hicieron con una pistola calibre .38 súper.
Los dos cadáveres fueron hallados la mañana del pasado viernes, aproximadamente a las 7:30 horas, en la caja trasera de una camioneta marca Chevrolet color negro, tipo pick up, Sonoma, modelo 1995, sin placas de circulación, con permiso vencido para circular sin placas y sin tarjeta de circulación por 30 días, expedido por el Ayuntamiento de Cuajinicuilapa.
El permiso con número de folio A-5947, que portaba ese vehículo con motor de USA y número de serie 1GCCs194XSK180548, se extendió a nombre de Comercializadora Sagón, S. A. de C. V., con domicilio en Reynosa, Tamaulipas.
Aparentemente, la camioneta fue abandonada la madrugada del pasado viernes en una brecha que conduce al rancho de Emanuel Añorve, a menos de cien metros de la carretera Cuajinicuilapa-Punta Maldonado, al sur de esta cabecera municipal.
Los cuerpos se encontraban atravesados en la caja del vehículo y boca abajo ambos, encima el de ella sobre el de él; por un agujero de la caja chorreó sangre, dejando un rastro en la tierra, al lado derecho del vehículo.
Luego de darse por enterados, elementos de la Policía Preventiva Municipal y de la Policía Estatal de Guerrero acudieron al sitio del hallazgo; posteriormente lo harían el perito criminalístico y el agente del Ministerio Público, quienes no encontraron datos ni documentación que permitiera identificarlos.
Al filo de las doce del día, en la bocina se avisó a la población para que acudiera a identificar a los cuerpos, que habían sido trasladados a la agencia del MP del Fuero Común, con domicilio en la calle Hidalgo de esta cabecera municipal.
La noticia provocó rumores y temores entre la población, generándose un sin fin de especulaciones.
El cadáver de ella fue reconocido y reclamado por su mamá; el de él, por su esposa; ambos, entre las 2 y las 3 de la tarde.
Se desconoce la relación entre los asesinados, aunque se presume que era meramente circunstancial.
En la caja del vehículo se encontró un casquillo percutido de arma de fuego, calibre .38 súper; sin embargo, aquella permaneció intacta, por lo que no puede asegurarse ni negarse si fueron acribillados arriba.
Al parecer, el vehículo le pertenecía al asesinado.
También se rumoró que ella tenía tres meses de preñez.
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