lunes, 3 de mayo de 2010

El agua de la unidad


Aquí se rompió una taza, reza el comienzo de un refrán muy común, uno que sirve para recordarnos cuán incapaces somos para tolerarnos, a pesar de llamarnos amigos, compañeros, hermanos. Algunos estudiosos aseguran que una comunidad se construye con dos elementos: un lenguaje común e interés compartido. La muerte de Chavarría pareció unificar al PeRDeré, y en cierto sentido lo unificó: los grupos o tribus hicieron una pausa para ver si sus intereses coincidían, pero no resultó, su ambición fue más grande que su necesidad. Fue una pausa microsegúndica. Es un neologismo, lector exigente, para designar que duró menos que menos, es decir, poco, poquísimo, nada: fue como una idea apenas esbozada y rápidamente fenecida, muerta. El torbellino de la sucesión gubernamental se la llevó como a polvo. Y ese mismo torbellino acaba de arrasar con las esperanzas o ideas manifestadas para conseguir y mantener la unidad en Cuajinicuilapa, dentro del PeRDeré, para darle vida en el municipio, al margen de los grupos, de las corrientes, de la mafia política que impera en el partido, para procurar que acompañe los movimientos sociales, que abandere la búsqueda de soluciones a los conflictos colectivos, que se ubique con la gente que menos tiene. Y como ya se ha dicho y visto mucho de cómo los intereses de esa mafia se imponen por encima de sus militantes, de sus simpatizantes, de la sociedad, pasaré a lo que sigue.

Las campañas por la sucesión gubernamental han conseguido que queden al garete, una vez más, la organización del PRD y su vinculación con los militantes en Cuajinicuilapa. El interés de los grupos por encima del interés de la sociedad que dicen representar. A fines del año pasado, con motivo de la renovación de la dirigencia municipal, se agruparon algunos líderes, después de que la intransigencia de la gente del Polo Guerrerense de Izquierda (PIG) impidió un acuerdo: el regidor Concepción Villarreal Mendoza, el ex candidato a presidente municipal Edgardo Paz Rojas y el ex aspirante a la presidencia del partido en el municipio (la competencia que entablaría por ese cargo con Bonfilia Nieto Pantaleón, del PIG, también fue aplazada). Hablo de los tres porque representan un bloque mayoritario en el municipio, acostumbrado a meter el hombro y sacar el trabajo del partido, incluso en condiciones adversas. Entre ellos se dijo que las diferencias de los grupos o corrientes o tribus a las que pertenecieran no iban a afectar su disposición a permanecer unidos en beneficio del partido: el partido, antes que los grupos en el municipio. Pero esa idea, y algunas acciones prácticas que la acompañaron, duró poco: fue una unidad de casi cinco meses, y esta vez también se impusieron los intereses de las corrientes.

Aun disputándose primacía entre ellos, el imberbe regidor perredista y el ex candidato a la presidencia municipal comprometieron su apoyo con Lázaro Mazón, antes de que Ríos Piter entrara a la contienda de modo visible. Incluso, se pretendió que el fallido presidente del PRD municipal, Añorve López, comprometiera su apoyo hacia el igualteco para conseguir que el grupo de Sebastián de la Rosa Peláez (una de las fracciones de la Nueva Izquierda, en la que milita el regidor y que apoya a Lázaro) presionara para que fuera nombrado comisionado presidente, o algo así, del comité municipal perredista. Cuando Paz Rojas y Añorve López manifestaron sus simpatías hacia Ríos Piter, Villarreal Mendoza hizo un berrinche, y no existieron palabras que lo sometieran a la cordura. Esta diferencia en las preferencias hacia el posible candidato del PRD echaron abajo la unidad y, con ello, la posibilidad de reconstruir el partido en Cuajinicuilapa.

Sospecha este escribano que Villarreal Mendoza le había rendido parte a Mazón de que todo el grupo lo apoyaba y que, como consecuencia, en este municipio habría de ganar una encuesta o elección, porque su enojo fue tan desproporcionado que le impidió pensar, analizar, razonar que en política se trata de convencer al otro, antes que amenazarlo, cosa que hizo cuando se dio cuenta que debería retractarse ante su líder. Al no tener ese apoyo, aparte de montar en cólera, comenzó a hacer propaganda a favor de Lázaro y en contra de Ríos Piter. Y rompió su contacto con sus aliados. Pero la coyuntura le dio otros aliados: la gente del PIG y del Diagnóstico para la Reconstrucción de México (DIA).

Procedamos por partes, lector interesado. Nombrar a los dirigentes municipales le costó caro al PRD porque los grupos pretendieron imponer e impusieron a individuos a modo, es decir, según los intereses de ellos y sin tomar en cuenta a los militantes, lo que provocó una oleada de conflictos que todavía va a hacer crecer la marea política al interior. Para el caso de Cuajinicuilapa, la cúpula perredista decidió que fueran Mendoza Villarreal y Nieto Pantaleón quienes “de consenso” nombraran a los dirigentes municipales, los cuales, entre otras condiciones, fungirán temporalmente. Como resultado, se volvió a imponer en Cuajinicuilapa a dirigentes sin trabajo político demostrado, sin relación con las bases del partido, sin iniciativa y, lo más jodido, sometidos a los intereses de la cúpula, una vez más; así se repartieron: el presidente comisionado para el PIG o doña Avón y el secretario comisionado para el regidor perredista (Concho). Y este acuerdo ni siquiera se les ocurrió a ellos, a quienes hace unos días no podían ni verse sino que se declaraban enemigos, como ocurría con sus líderes: David Jiménez Rumbo y Lázaro Mazón Alonso, quienes también se consideraban enemigos. Por cierto, vale anotar, lector memorioso, que durante su campaña, en Cuajinicuilapa la gente del PIG trató con la punta del pie a Lázaro, incluso, le hizo contra campaña; en contrapartida, Jiménez Rumbo no hizo campaña, le tocó peladita y en la boca, la plurinominal. Bueno, en política esas son minucias, según nos demuestran a cada rato nuestros políticos, motas de polvo que se van arremolinadas con el torbellino de los intereses propios. Ahora, a todo color y reproducida un chingamadral de veces, la foto de David y Lázaro tomados de la mano cual tortolitos enamorándose ha recorrido la eternidad del internet y de algunos periódicos.

Como tortolitos

Para el regidor cuijleño, la alianza creada entre los senadores perredistas para ir con todo contra Ríos Piter le resultó como anillo de oro y diamantes al dedo porque fue excelente pretexto para “vengarse” de aquellos que decidieron manifestarle su apoyo al candidato del gobernador. Pero como la ira es mala consejera, nombrar a dos ciudadanos de San Nicolás (por origen y por residencia, en cada caso) para dirigir al PeRDeré en el municipio es un gordo error porque cualquier político que quiera predominar en él tiene que atender necesariamente a la cabecera municipal, donde se concentra la mitad de los votantes. Además, esa ira mal digerida lo apresuró a hacer campaña por Lázaro, y no de manera velada o simulada como hasta ahora había hecho, sino con pelos y señales, al grito de “Súmate Lázaro gobernador”. A Omar Estrada se lo chingaron por poner su nombre y su firma al final de una invitación a un acto de proselitismo a favor de Ríos Piter; y parece ser que Concho intervino en que ese hecho fuera público, al grado tal que el gobernador aprovechó para cesar al entonces coordinador regional de Desarrollo Rural en Costa Chica. Pero Villarreal Mendoza no ha mostrado que la experiencia que debiera conseguir de esos hechos lo haya mesurado o prevenido, porque él también comenzó esta campaña abierta, con todas sus letras [g-o-b-e-r-n-a-d-o-r] en un horario en el que, se supone, se desempeña como regidor y también utilizando recursos públicos. De igual modo, cada apoyo que da lo condiciona a un futuro apoyo a Lázaro. Bueno…

Otro paso en falso dado por el único regidor perredista fue madrugar con una reunión entre perredistas, petistas y convergentes… Pero como sospecho que esa tampoco fue decisión suya, queda sin análisis. Esta quebrazón de tazas, o de hacer de “unidad” una palabra sin sentido, ha de provocar que el PeRDeré no afronte la siguiente contienda electoral con todas sus fuerzas, porque seguramente vendrán otras más, sobre todo porque, además de la coyuntura estatal, se avecina otra, ya está en puerta la elección de presidente municipal y de ediles (a pesar de faltan un par de años), en la cual muchos, muchos, muchos perredistas están más que apuntados y moviéndose como lo hizo Vicente Fox hace años para ganar la presidencia de la República. Y esos intereses de unos cuantos, cuyo único objetivo es hacerse ricos y ser mentados como ‘presidente municipal’, volverá a confrontarlos, y no hasta cuando ocurra el proceso sino ahora, en este proceso electoral, al cual van a complicar, van a enturbiar, van a tornar conflictivo. Será por eso que los perredistas poca veces toman el agua, porque rompen la taza antes de llenarla.

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