27 de abril
Aunque la semana pasada iniciaron las tradicionales quemas para preparar los terrenos con fines agrícolas, en Cuajinicuilapa se desconoce la normatividad en la materia y ninguna de las autoridades municipales, estatales o federales ha hecho o hace lo conveniente por informar al respecto, menos se han tomado previsiones ante conflagraciones o incendios que se salgan de control, con los consecuentes daños y peligros para la vida de la vegetación y animales.
En enero pasado, la Comisión Nacional Forestal (Conafor), delegación Guerrero, avisó a los gobiernos municipales que el gobierno federal, en coordinación con las secretarías Semaren, Sagarpa, SCT, Semarnat, PGR y Profepa, tenía preparadas ya 656 brigadas, la operación de 62 centros de control-campamentos y la utilización de 24 helicópteros para enfrentar la temporada de incendios forestales, los cuales se registran de enero a junio en el país.
Y a principios del mes de abril de 2010, el Coordinador de Operación de la Conafor en Guerrero, Felipe González Ruiz, aseguró que “en esta temporada se han reforzada las acciones de prevención, distribución y canalización de esfuerzos institucionales de acuerdo con la prioridad de las regiones, según los niveles de riesgo, peligro y valor del ecosistema, porque los fenómenos climatológicos son imprevisibles y podría incrementarse el calor, pero estamos atentos y preparados”.
Sin embargo, en Cuajinicuilapa ninguna de las autoridades parece estar atenta y preparada, cuando menos para prevenir incendios que causen daños.
Ejemplos de ello son el desconocimiento de las mismas autoridades municipales, de Protección Civil, o estatales, tanto como de Semarnat o Sagarpa, de la normatividad en la materia y la ausencia de personal capacitado para combatir este tipo de siniestros.
Personal de la Asociación Ganadera Local de Cuajinicuilapa, procupado por los daños que suelen ocurrir por la falta de una cultura de la quemas agrícolas, intentó conseguir información y capacitación para informar y advertir a los agricultores y ganaderos del municipio al respecto para prevenir daños, particularmente a terceros, y los resultados fueron desalentadores.
Solamente pudo obtenerse de la delegación local de Sagarpa un cuadernillo que contiene la reglamentación en la materia, la versión actualizada de la Norma Oficial Mexicana para el uso del fuego en los terrenos forestales y en los terrenos de uso agropecuario (NOM-015-SEMARNAT/SAGARPA-2007).
Al preguntarse en la delegación de Sagarpa por personal capacitado, la respuesta fue que “venían en camino” quienes se encargarían de capacitar en el municipio; esa respuesta se obtuvo hace una semana: “¿Van a venir ya que pasen las quemas? ¿Para qué?”, se preguntan en la Ganadera, con sorna.
“Tenemos personal, pero no está capacitado en ese tipo de siniestros”, responderían en la oficina local de la Comisión Nacional del Agua, “no sabrían qué hacer, por ejemplo, si el humo los asfixia o algo así”.
En realidad, en el municipio no se cuenta con recursos para este tipo de incidentes que llegan a extinguir praderas y bosquecillos; Protección Civil no tiene herramientas para atacarlos, además de no contar con personal capacitado ni entrenado para ello.
“¿Sabías que se tiene que llenar un formato ante la autoridad competente, el comisario o el presidente municipal o el comisariado ejidal antes de realizar una quema en tu terreno? Pues, yo creo que los agricultores ni los ganaderos lo saben, como tampoco saben que hay prohibiciones, multas y toda una serie de normas que seguir”, comentan en la Ganadera local.
Esa instancia mandó información a las autoridades de las comunidades, folletos ilustrados en los cuales se instruye sobre las precauciones a tomar para realizar las quemas agrícolas, además de poner anuncios en las bocinas locales con una serie de pasos y requerimientos para tales prácticas, sobre todo porque muchos de sus socios tienen pastizales que frecuentemente resultan afectados.
Aunque tampoco existen permisos de ese tipo, muchas veces los campesinos y agricultores se amparan en la tradición de un supuesto “día libre”, durante el cual todo mundo puede quemar sin hacerse responsable de daños en propiedades ajenas, mismos que traen como consecuencia conflictos entre vecinos.
Finalmente, el cuadernillo elaborado por la Semarnat para el caso no pasa de ser letra muerta.
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