27 de marzo
EDUARDO AÑORVE
CUAJINICUILAPA
Se ha cumplido un año de ocurridos el sismo del 20 de marzo de 7.4 grados Richter y sus réplicas, con epicentros en esta zona de la Costa Chica, donde colindan Guerrero y Oaxaca, y la reconstrucción de viviendas dañadas en Cuajinicuilapa no ha concluido; aunque ya se han entregado varias, otras se encuentran en proceso de construcción, y cuando menos una ha sido ignorada, tanto por las autoridades municipales como por las estatales, encargadas éstas de atender estos casos.
Algunos de los vecinos a quienes el gobierno estatal ya le entregó sus casas afectadas por los sismos se dicen contentos y a gusto porque “todo está bien”.
De las viviendas entregadas, las paredes y los techos están construidas con tridipanel, un material parecido al unicel -poliestireno de alta densidad- y una malla, resistente a sismos porque ser un material ligero, según funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) estatal.
En la cabecera municipal, donde resultó el mayor número de viviendas afectadas, una quincena de familias han recibido ya sus casas; de ellas, en mayo pasado, el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Jorge Enrique Díaz Jiménez, aseguró que “están construidas sobre una superficie de 60 metros cuadrados y cuentan con baño, comedor, sala y dos recámaras, cuya inversión asciende a 120 mil pesos y su periodo de construcción es de 15 días”.
Lo cierto es que la construcción de muchas de estas casas, a cargo del gobierno estatal, ha excedido esos 15 días: “Se la llevan de a poquito, como si no tuvieran prisa por terminarlas. Es más, en todo el pueblo hay varias que no se han terminado, que están a medio hacer, que les faltan detalles, acabados”, resume un constructor de obras.
A más de un año, varias casas de afectados están en proceso de construcción: faltan ventanas, puertas, instalación eléctrica, acabado de baños, detalles de pintura y acabados varios. Ésas están inhabitables todavía.
A mediados de agosto del año pasado, la secretaria de la Sedeso, Beatriz Mojica Morga, informó que a más tardar a fines de septiembre se concluiría con la construcción de esas viviendas; sin embargo, desde esa fecha establecida como término hasta ahora ha transcurrido casi medio año sin que se cumpla esa predicción.
Fotografía: casa derruída de Chabela Morga
Sin embargo, hay un caso que ha sido ignorado por Sedeso, el de la casa de la señora Isabel Morga, en la calle Benito Juárez de la colonia Centro, cuya casa resultó afectada totalmente, pero a quien le extendieron un certificado de afectación parcial.
En visitas posteriores a las de quienes inspeccionaron las viviendas dañadas y levantaron el censo respectivo, después incluso de entregados los certificados de afectación, funcionarios de Sedeso le aseguraron a esta mujer que el daño en su casa era total, por lo que debía luchar para conseguir que la incluyeran en este rubro.
Incluso, funcionarios de esa misma secretaría la instruyeron para que terminara de demoler las ruinas de su casa y despejara el terreno para que estuviera preparado cuando se comenzaran los trabajos de reconstrucción de las casas y se procediera a sustituir la suya.
Pero personal del Invisur (Instituto de Vivienda y Suelo Urbano de Guerrero) se negó a reconstruir su casa, asegurándole que solamente le correspondía “un cuartito” de seis metros cuadrados, según sus palabras, el cual se negó a aceptar.
“Si no me quieren hacer la casa, que me den el dinero para hacerla yo, pero yo no quiero ese cuartito”.
Y aunque incluso personal del ayuntamiento de Cuajinicuilapa que la ha visitado ante esta situación también le asegura que su casa debe ser reconstruida, los encargados de esas obras sólo le han ofrecido que “le hacen las paredes” pero que ella tiene que pagar las láminas y otros materiales.
“No, yo no voy a pagar nada; que me hagan la casa, eso pido. Estoy pidiendo lo justo: quiero que me hagan mi casa completa, como a todos”.
La reconstrucción de viviendas afectadas por esos sismos en Guerrero fue anunciada, el 23 de marzo de 2012, por el gobierno federal y el estatal como el plan de vivienda más importante en la historia del estado y, después de un año, en Cuajinicuilapa todavía no concluye.
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