martes, 21 de mayo de 2013

En la inanición, gobierno de Cuajinicuilapa


21 de abril
EDUARDO AÑORVE
CUAJINICUILAPA

Nada nuevo. El gobierno del ex diputado perredista y ahora presidente por el Partido Acción Nacional en Cuajinicuilapa Yrineo Loya Flores padece inanición. Y así fue desde los inicios de su administración.
El tiempo que muchos simpatizantes suyos “le dieron” para verlo trabajar “por los negros y los pobres” se ha terminado. Ahora sí que come con manteca, se dice, en alusión a que “apenas llegó y ya está robando”, porque “él no es como otros que disimulan los dos primeros años, hacen una que otra obra y se enriquecen hasta el tercero, cuando ya van de salida”. Atrás quedaron los discursos y las obras no aparecen, o, mejor dicho, no aparecen las obras que prometió.
La “gran” obra que está ejecutando su gobierno es la construcción de una placita en el centro de San Nicolás, denominada zócalo, como ha “informado” en un boletín en la prensa. En Cuajinicuilapa, la gran obra realizada por este gobierno fue una banqueta que va desde la escuela secundaria Lázaro Cárdenas hasta El Chorro, denominada pomposamente como andador, misma que fue criticada por sus muchas fallas en diseño y ejecución, además de su pertinencia, pues fue considerada como superflua.
De otras, no se ven o no se sabe nada.

La calle del hospital y el dificultoso tránsito de la ambulancia
En sentido contrario, muchos ciudadanos se extrañan y se indignan porque donde se requiere la atención de la autoridad, ésta no actúa: la calle que sube hacia el hospital básico comunitario, la Manuel Zárate, está plagada de baches, hecho que dificulta el tránsito de las ambulancias y automóviles, particularmente cuando de una emergencia se trata.
Adicionalmente, como si actuara en una obra cómica y trágica al mismo tiempo, el gobierno de Loya Flores colocó topes en esa calle, a unos doscientos metros antes de la entrada al hospital, para obstaculizar aún más el tránsito a esa zona.
En declaraciones a Trinchera, varios ciudadanos que padecieron esta situación por tener familiares y parientes enfermos necesitados de atención urgente se quejaron de la incongruencia y el peligro que la situación representa: “No puede ser posible que la autoridad no arregle esos baches, que son muchos, y cuando la ambulancia de Cruz Roja tiene que llevar a los heridos sólo sirven para estorbar. Y eso sin contar todos los topes que comienzan dos o tres calles atrás”, comenta un prestador de servicios que apenas tuvo que llevar a su hijo a recibir atención urgente.
Y se pregunta: “¿Dónde están las autoridades que no ven esta situación? ¿Por qué no hacen algo para arreglar todos esos baches, para despejar esa calle que la ambulancia de la Cruz Roja utiliza casi todos los días?”.
Ni la dirección de Obras Públicas ni la de Seguridad Pública ni la de Protección Civil ni la de Tránsito parecen darse cuenta de los riesgos que implica el continuo y obligado desplazamiento de vehículos a alta velocidad, como la ambulancia de la Cruz Roja. Menos el presidente, que nunca se encuentra, o, más bien, nunca lo encuentran quienes lo buscan.
“Si ya de por sí los enfermos o heridos van mal y si quieren atención urgente, allí, entre topes y baches, se tarda más en llegar la ambulancia. Aparte, con los brincos, los pacientes sufren mucho más”, opina otro ciudadano.
Por su parte, el personal de la Cruz Roja Cuajinicuilapa, que cotidianamente utiliza esa vía [que también es la carretera que comunica a la cabecera municipal con la zona norte del municipio] ya parece acostumbrado a sortear esos obstáculos y a enfrentarse a la indiferencia y apatía de la autoridad: hacen su trabajo a pesar de ello.

Cuajinicuilapa entre ríos y arroyos, y sin agua
Nomás entrar esta administración municipal, nomás comenzar a fallar el servicio de agua “potable” o entubada que proporciona el ayuntamiento.
Casi todos los días se escucha en las bocinas algún anuncio pidiendo a las autoridades que “echen el agua” para la colonia tal y tal, que ya llevan “más de 15 días sin el servicio”.
En esa oficina, la secretaria encargada toma los reportes de falta de servicio para pasárselos a al director de Agua Potable y Alcantarillado; sin embargo, reportar la ausencia del servicio no sirve para nada porque el agua no llega a las casas que están conectadas al sistema de abastecimiento.
A veces ella informa que iban a echar el agua, pero ese día cortaron la luz porque no se ha pagado ese servicio.
En la propia página de Facebook del presidente municipal se hacen reclamos: “Sr. presidente, por favor, urge el agua. Le agradecería muchísimo nos la mande. Saludos. Bety Díaz”.
Y el agua no llega, o llega sólo a ciertos sitios.
Una señora asegura que lo bueno es que ella tiene pozo y puede sacar agua y bañarse y lavar cuando se le dé la gana, sin tener que soportar esas inconveniencias, dando a entender que “que se chinguen los que no tienen” y que dependen del servicio que las autoridades les ¿proporcionan? Pero el tendero le informa que un día de estos las autoridades federales van a comenzar a cobrar el uso de pozos, así que váyase previniendo, comadre.
Por cierto, aunque no lo han informado a la población, se dice que las autoridades ya aumentaron el costo de un servicio que no proporcionan.

El mismo desmadre en otras áreas
En pleno domingo, a medio día, en la calle principal, la carretera federal 200 Acapulco-Pinotepa Nacional, un par de borrachos bebe cervezas frente a una tienda de autoservicio; un tercero mea en las escaleras de una casa, en que aparentemente no hay gente. La gente pasa por allí como si nada.
Por su parte, en el mercado se han cansado de pedir a las autoridades que se vigile, sobre todo en las noches, cuando uno que otro necesitado se mete a mear o a cagar en uno de los pasillos.
Y aunque esas son minucias, o lo parecen, la policía preventiva no previene delito alguno ni acude cuando la llaman, si no es por casualidad, según la opinión de muchos ciudadanos, quienes cuentan sus historias o experiencias personales: que llaman al número de la dirección de Seguridad Pública y no los atienden; que ese número está cortado por falta de pago; que la policía llega cuando todo ya pasó; que si llegan y se llevan a algún infractor o presunto delincuente, al ratito éste sale libre.
Bueno, hasta los regidores se destacan en eso de pedir presos, es decir, en utilizar su autoridad para sacar de la cárcel a algún presunto delincuente. Lo mismo el síndico. Y hasta el propio presidente ha acudido a Ometepec a sacar de la cárcel o de los separos a uno que otro guarura suyo que ha golpeado y pistoleado e insultado a sus paisanos.
Y la población piensa que la policía preventiva es más eficiente en hacerle los mandados al presidente o al síndico o a los regidores o a funcionarios de alto rango en el municipio, lo mismo que los agentes de Tránsito en sus patrullas (llevar los niños a la escuela y traerlos, ir por comida o por el gas, llevar a la novia o la querida, y hasta escoltarlos por las cantinas o bares o restaurantes).
A la gente, que la asalten, ¿a quién le importa? Las pandillas, que se golpeen, es asunto de ellos. ¿Seguridad pública en Cuajinicuilapa? ¿Con qué se come eso?

Área de deportes, otra fuente de reclamos
El reclamo más recurrente en el caso de la unidad deportiva es que abren tarde y cierran temprano, por lo que quienes acostumbran ir a hacer deporte, trotar o correr antes o después de su trabajo no pueden hacerlo. Además, hay quejas porque no pagan la energía eléctrica y la gente que acude al gimnasio por la tarde-noche, por ejemplo, ya no pude hacerlo. Aparte del mal servicio, dicen, se cobra cuota de entrada. ¿Mantenimiento a las instalaciones? Tampoco.
Ese gran elefante blanco sigue echado: falta organizar torneos de basketbol, de futbol, de volibol, etc., dicen algunos deportistas. Pero no sólo no los organizan en ese inmueble: tampoco en la cancha del centro, donde regularmente se hacían. Es más, ni siquiera existen apoyos para quienes se organizan y pretenden volver a esos torneos. No hay dinero, dicen que dicen las autoridades. Pero no sólo es un asunto de dineros, sino de voluntad, dicen: las autoridades deportivas, dicen, no quieren dar permiso para utilizar la cancha; incluso, pretenden cobrar por su uso.

Palabras finales
Y entre coito y coito que practican funcionarios y empleados en las oficinas del gobierno municipal, ante este escándalo público, una jovencita escribió en el sitio Cuijleños de Facebook: “Me apena el saber que como ciudadanos nos volvemos a equivocar al escoger a nuestros dirigentes una vez más, como ciudadana y espectadora de un panorama desalentador en el pueblo de Cuajinicuilapa comentare que hay personas que no tienen lugar para estar dentro del H. Ayuntamiento laborando y manchando aún más la reputación del lugar antes mencionado”. Y se explaya.

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