Conversaciones Imaginarias
por Sátira
Sátira es la femme del sátiro
dedicada a censurar acremente
o poner en ridículo a quien no se lo pida.
En ésta su primer entrevista que Yrinengo de La Oya y Flor, Primer Representante del Reino de Guajenicuilapan por una corta temporada, le da a un medio informativo sin dinero de por medio, él habla dispersa rumores que se ciernen sobre su administración, además de dar datos duros que sostienen su afirmación de que este reino es uno de los más seguros de cuantos existen en este hemisferio y sobre los beneficios que traerá el nuevo mercado, entre otros temas. Esta reportera se quedó gratamente sorprendida porque
Sátira: Señor Primer Representante del reino de Guajenicuilapan, Yrinengo de La Oya y Flor, empecemos con todo lo que la gente se pregunta: ¿Es cierto que el palacio real es habitáculo destinado a fornicios y culiaciones a redoble y mandoble entre los nobles de su corte y damas de compañía que los asisten?
Yrinengo: Mira, mira compañera reportera, vayámonos teniendo respeto por favor. A mí no me hables de botánica ni de zoología, porque yo no sé nada de floraciones y desfloraciones ni de inseminaciones y no sé qué tantas cosas mientas, porque lo que yo estudié, y a mucha honra, fue un curso intensivo de como apayanar los pasillos del H. Congreso de la Entidad, donde acaricié con mis toscas manos de hijo de campesino criado con chipile y yerbamora la delicada cartera de fina piel donde quien era entonces mi señor y noble cargaba sus importantes papeles. Después, en un golpe de suerte, me tocó llegar a ocupar uno de esos importantes cargos, donde lo más importante fue que por fin pude probar las mieles del dinero ajeno...
Sátira: ¡Pérese, pérese Señor Representante! No sea mata morbo, porque usté está obligado por ley divina a complacer el morbo de los achichincles que gobierna, y no respondió mi pregunta. No se haga de la boca chiquita, que lo veo medio jetón... Jijiji... Es broma, su majestad, no haga caso de cosas de una que pregunta a tontas y escribe a locas... En realidad yo no le quería preguntar si usté la deja irineo en el palacio, sino... En fin, mejor pasemos a otro tema de importancia para la población. La gente tiene miedo por tanta inseguridad, hay denuncias contra la policía municipal...
Yrinengo: [Interrumpiendo] ¡Momento, momento! Eso sí que no estoy dispuesto a aceptarlo: en mi reino hay una seguridad hasta a prueba de ciudadanos molestos. Es más, si hasta a mí, que sólo soy un pobre negro que no se le humilla al rico, ando bien seguro con los cuatro compañeros guardaespaldas (armados con armas tan grandes que algunos apenas pueden con ellas) que la corte me ha asignado, aparte del que anda tirado en el piso de la camioneta por si hay sorpresa. Y como quiero que mi reinado se distinga por su austeridad, ni siquiera he utilizado el servicio de chofer a que tengo derecho, y por eso mismo yo ando manejando esta camionetita del año.
Es más, y para que veas que yo soy síncero de corazón, te voy a confiar que hasta yo cargo mi nueve, como cualquier hombre valiente de la Costa Chica, porque a nosotros no nos enseñen a matar, por saber cómo se mata, y en el agua hasta lazar sin que se moje la riata. Así es, en esta bolsita mariconera que traigo atravesada y que no me quito ni para ir a visita íntima con la de Cerro Indígena...
Sátira: [Interrumpiendo] De acuerdo, señor Representante, de acuerdo. No respondió lo que pregunté, pero a ver si ahora sí. Los del mercado dicen que los engañó, que no cumplió con su promesa de reconstruirlo y ahora quiere hacer uno allá, en la entrada, donde no hay posibilidades de que mejore el comercio sino que se empeore...
Yrinengo: [Interrumpiendo] ¡Pero mira nomás que negativos son! Uno que les procura su progreso. ¿Que no ven que nos estamos anticipando al futuro, que dentro de veinte, treinta, cincuenta años esa zona va estar muy poblada y van a tener una gran clientela y grandes ganancias que hasta no van a saber qué hacer con tanto dinero? ¿No ven que en el centro hay tanta inseguridad, y no se quieren salir del centro? Por eso, después de que desalojen ese edificio, vamos a venderle ese terreno a una empresa que va a poner una tienda, y ellos sí que van a poner su buen servicio de seguridad y no se van a estar quejando. A la mejor lo que hace falta es que les lleve al licenciado de la Croix y Castrado para que les haga ver las bondades de este magnífico proyecto en el que hasta él va a salir ganando, es más, su familia va a salir ganando, sus amigos, sus achichincles...
Sátira: [Interrumpiendo] No me diga... Por cierto, se dice que anda usté ya de candidato al H. Congreso de...
Yrinengo: [Interrumpiendo] ¡Te digo, tú siempre negativa, amiga! Un día de estos te voy a invitar a dar un paseo para que podamos platicar tranquilamente, para que me conozcas muy pero muy bien, como me conocen mis amigas de verdad...
Sátira: [Interrumpiendo] ¡Mangos! ¿Y que me pase como a la de Zinpanzingo? ¡Ni muy arrecha que anduviera yo! Mejor dígame por qué no atiende a la gente: no va a las comunidades del reino, no atiende a quienes piden paz y justicia, ni a los que piden obras ni a los que piden agua. Es más, hubo gente que lo llevó al poder y ahora usté le da la espalda y allí andan llorando como mujeres dejadas...
Yrinengo: [Interrumpiendo] ¡No seas llevada ni mentirosa! Yo no dejé a ninguna mujer ni a ningún hijo ni a nadie: esas son calumnias. ¿Y cómo de que no atiendo a nadie? Si desde mi camioneta voy saludando a todo mundo y les voy deseando que dios los ayude en sus problemas...
Sátira: [Interrumpiendo] Mire, mire, mejor dígame por qué ha cambiado usté tanto, si antes era usté un buen niño, trabajador de a pie, y ahora que anda en su camioneta nueva, con aire acondicionado, parece que se olvidó de su burrita prieta...
Yrinengo: [Interrumpiendo] ¡Pinches viejas! ¿Ves? Tenías que salir con tu batea de babas. Por eso no me gusta hablar con cualquiera, por eso las escojo hasta para ponerles casa. Pero no a mulas como tú, porque esas no paren, no como las burritas prietas... [Fin de la grabación]
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