miércoles, 20 de enero de 2010

Sin control, tarifas de taxis en Cuajinicuilapa


18 de enero

Aunque siempre se señala a algunos de los cuatro sitios de taxis que ofrecen servicio local en Cuajinicuilapa, en los últimos meses se ha dado una escalada en los precios de los viajes, que se aumentan hasta en más del cincuenta por ciento, sin que autoridad alguna ponga orden en ellas.

Los usuarios se saben desprotegidos, y aunque en las terminales de los taxis se pide que se denuncien los abusos a que son sometidos los clientes, no lo hacen por considerarlo inútil; y los taxistas cobran la cantidad que les parece, y no pasa nada.

Un viaje normal cuesta 13 pesos; sin embargo, ese precio puede aumentar hasta 20 o 30 pesos, dependiendo del “criterio” del chofer.

A este reportero le consta que, por ejemplo, también los taxistas de los sitios 3 y 4 de Cuajinicuilapa, de la UTD y conocidos como amarillos, comenten abusos y dan un pésimo servicio a los pasajeros.

Un caso reciente es el del taxi con el número 023, del sitio Agustín Jacintos Zapata, quien llega a cobrar un viaje normal hasta en 20 pesos, además de actuar con despotismo y dar mal trato a sus pasajeros.

Posiblemente sea porque el número de unidades sea mayor, las quejas contra el sitio uno, cuyos automóviles también viajan a Ometepec, sean abundantes; incluso, los mismos choferes reclaman esto y han pedido a El Faro que observe a los otros.

El sitio número cinco se caracteriza porque sus choferes son agresivos y manejan con escasa precaución y a gran velocidad, pero no se tienen quejas o comentarios de cuotas elevadas.

En los últimos días, los sitios de la UTD han sido acusados de proporcionar un mal servicio, particularmente el anotado arriba.

A decir de algunos taxistas, una de las causas de este mal servicio se debe a que muchos de los choferes son postureros; es decir, no son dueños de los automóviles ni de los permisos para transportar personas, en prejuicio del cliente.

Esta situación saca a flote una circunstancia: si bien es cierto que los permisos de circulación de los taxis se expiden para apoyar a algunos ciudadanos que requieren trabajar, la mayoría de los beneficiarios los utiliza para no trabajar y en su lugar alquilan a quien lo haga.

Al final, el cliente resulta afectado, en su persona y en su economía, sin que tenga opciones para mejorar el servicio, excepto pelearse con los choferes, que andan a veces desesperados por no completar la cuenta y tienen que abusar de aquellos.

Por cierto, la autoridad en la materia –ni las directivas de los sitios–, es como si no existiera.

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